RELACIONES EXTERIORES A FAVOR DE NUESTRO RÍO



RELACIONES EXTERIORES A FAVOR DE NUESTRO RÍO


Marcelo Ebrard C.
Secretario de Relaciones Exteriores de México



Mejor que nadie, usted tiene cuenta de la amenaza que representa el cambio climático no sólo para nuestro país, sino para el mundo entero. México cuenta con una corresponsabilidad en atender desde su trinchera la lucha contra el calentamiento global, producto de la falta de respeto que ha ocurrido a la ciencia y de la falta de responsabilidad e inconsciencia de los gobiernos e industrias que no han ponderado la repercusión de varias de sus acciones en beneficio de resguardar las futuras generaciones. 

Nuestras futuras generaciones y las presentes tienen derecho a su medio ambiente.
Nuestro pueblo tiene derecho a tener su río. 
Nuestra ciudad tiene derecho a su patrimonio bio-cultural.
No sólo nuestro río está abandonado, humillado y maltratado. También el patrimonio histórico, el mismo puente que inaugurara Álvaro Obregón en una época de mayor crisis económica, social. Y hoy, con el auge de la economía y de la tecnología, vivimos tiempos de barbarie. 
Guanajuato, todos los días es nota nacional en crímenes, en asesinatos, en inseguridad.

Salvar nuestro río es salvar nuestra seguridad. Nuestro medio ambiente es factor sustancial para lograr la justicia social que tanto exige nuestro pueblo. La protección ambiental, y el desarrollo humanitario van de la mano, consienten el mismo rumbo en el mismo tiempo. Por eso, haber perdido patrimonio natural, es haber perdido conciencia, espíritu, unión, paz social.

Hoy, dentro de los cuatro retos globales, se encuentra combatir el cambio climático, aliviar la pobreza extrema, mejorar la gobernabilidad en naciones pobres y promover la reconciliación religiosa, étnica y racial. 

Hoy, la mayor amenaza para la seguridad nacional, y global, es el cambio climático. 
Aire limpio y un clima habitable son derechos inalienables.

Sólo le escribo en calidad de ciudadano, preocupado, consternado por ver cómo pasan los años y el ecosistema sigue degradándose. Desde donde yo resido, a orillas del río laja, año tras año, trienio tras trienio, sexenio tras sexenio, nuestro río laja se ha convertido en un foco de infección y de depósito de basura. Esta es una carta que recuerda lo que ya tanto se ha denunciado, y que sigue pasando. El río, ya no es motivo de sustento, desarrollo y causa y fundamento de nuestro asentamiento humano en esta región de Guanajuato. No, al contrario, se ha convertido en motor de la degradación de nuestra dignidad como seres humanos. Ha servido para marginar más e incrementar la pobreza y la violencia en la región.
Desde hace años, estudios de SEMARNAT, movimientos ciudadanos, asociaciones civiles, y algunos políticos han querido hacer escuchar la necesidad de rescatarlo, pero no ha pasado nada. No ha sucedido nada con CONAGUA—institución gubernamental encargada de administrar, preservar, proteger y regular las aguas de nuestro país. 
El río ha servido para construir presas, y es río, y es acuífero. Aún nuestro río sigue sirviendo de un importante ecosistema para el desarrollo propio de nuestra fauna. Perder nuestro río para siempre, por estas condiciones de contaminación, de descuido, de maltrato y humillación, no nos llevará a ningún buen puerto. Salvar el río, implica en fondo, salvar a la humanidad. No es imposible, es factible rescatarlo y además, es un imperativo que tiene, como responsabilidad fundamental, apremiante y urgente, México y Guanajuato para coadyuvar al resguardo de nuestras generaciones futuras, porque somos nuestra tierra, nuestra agua, nuestro aire, nuestro cielo. 

Estimado Canciller de relaciones exteriores. Hoy, bajo su resguardo y tutela como representante máximo de la nación ante el mundo, puede llevar este mensaje urgente y conciliar las redes y las uniones pertinentes que hagan resurgir nuestro río. Hemos podido rescatar playas, hemos podido reconstruir ciudades. Nos hemos sobre puesto ante adversidades y catástrofes. Este problema, lo causamos por descuido, por falta de responsabilidad, por falta de visión, por falta de compromiso y valor por nuestra naturaleza. Es el verdadero patrimonio de toda nación. Este movimiento ganó por eso, por pugnar en luchar por nuestra verdadera prioridad, que es nuestra naturaleza. Y más en México, en esta tierra donde su naturaleza también es raíz entrañable y causa de la idiosincracia de su pueblo, de su unión, de su soberanía. Nuestra riqueza radica en el valor que otorga nuestra naturaleza. Nuestro litoral, nuestra posición geográfica hacen de México, un lugar brillante y potente. 

En la cancillería saben muy bien, que el mundo se mueve hacia la industria verde. Pues, es la naturaleza el factor primordial que atrae el turismo en el mundo. La gente quiere estar en contacto con la naturaleza.
Los ríos poseen características espirituales, físicas y metafísicas. Son y siguen siendo motor para nuestro desarrollo como seres humanos y como ciudadanos, como miembros de un colectivo que busca vivir en paz. Tan sólo en India y en Nueva Zelanda han reconocido esto y han legislado en favor de hacer respetar la vida de los ríos, como entes vivientes, como entes que pertenecen y conviven con nosotros, pues lo que ha sucedido, es un abuso de parte del ingenio del hombre en beneficio no de progreso, sino de destrucción por su ecosistema.

La naturaleza une a las culturas del mundo. Nuestra naturaleza es el principal factor de unión con todos los demás pueblos soberanos. Nuestra naturaleza hoy demanda, exige, la causa imperante de rescatar lo que hemos descuidado y perdido. En sus redes de comunicación, hoy estriba el micrófono que hará escuchar y tejer las redes de esfuerzo por rescatar tan importante patrimonio del mundo. El río laja debe ser motivo de nuestro orgullo, y no de vergüenza. En el mundo se gestan movimientos por recatar nuestros ríos, nuestras playas, nuestros montes. No podemos quedar fuera de ello. No podemos quedar pasmados e inamovibles ante el imperativo que se ha establecido en el mundo. 

El mundo necesita rescatarse ante sí mismo. Porque cuando plantamos árboles, plantamos semillas de paz y esperanza. Porque hoy, estas palabras deben servir para representar la muestra de conciencia que ha despertado y se ha dado cuenta de la verdadera importancia que tiene nuestra supervivencia, que depende de nuestro ecosistema. Y hoy canciller, hoy contamos con más de cinco ciudades en el ranking nacional de ser las más contaminantes en el país, entre ellas Silao, Irapuato, Salamanca, Celaya, León.

Y hoy sigue la inconsciencia canciller. Tan sólo en León Guanajuato, siguen empecinados en construir el complejo comercial y habitacional denominado "City Center" que amenaza con destruir uno de los pocos, y más importantes humedales que hay ahí. Acabar con él no sólo implicaría quitar ese resguardo natural a los ciudadanos sino acabar con aves, con su migración, con el flujo natural. Es un peligro, y esto demuestra más a que le apuestan más los gobiernos y las industrias. Estos son los tipos de gobiernos que siguen las mismas prácticas reaccionarias, de inercia ante la destrucción masiva que ha ocurrido en los últimos cincuenta años contra nuestro medio ambiente. El cambio climático, el calentamiento global, todo es un hecho. No respiramos más aire limpio, y más usted debe saberlo después de haber gobernado una de las ciudades con mayor contaminación en el mundo. Hoy usted cuenta con una facultad importante, y tiene el micrófono que puede hacer escuchar en el mundo las causas importantes, a que se vuelva prioridad el rescate a nuestro medio ambiente.

Canciller, con humildad y rigor se lo pido, ayúdenos a rescatar nuestro río laja.

Es posible.



Atentamente,
Erick Xavier Huerta

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