El Ser Humano contemporáneo.

El Ser Humano contemporáneo.





“No es pobre el que tiene poco, sino el que mucho desea.”

Séneca.


G. Saúl García Cornejo*

               Parece a primera vista la frase del epígrafe, dirigida a lo económico. Cabe, pero abarca más. Y menos si nos ponemos a imaginar que parte, somos en el Cosmos, visión equivalente a considerar una gota de agua, en el inmenso mar. Para algunos no sería casi nada, pero no así para el mar, éste, no sería lo mismo con una gota menos. 

Mis estimados lectores de cualquier género y sus “adiciones”, así también sin distinción o calificación de otras condiciones; la frase del romano Lucio Anneo Séneca, (Conocido como Séneca, el joven, para distinguirlo de su padre), fue filósofo, político, orador y asesor de Nerón. La frase de hoy, en el epígrafe, es atribuida a las “Cartas Moralistas” que Séneca, se dice en la historia, envió a Lucilio, bajo el título de “El arte de llegar a ser rico” (1), entre otras, tal vez unas 124, con distinta intención y rubros.

El Ser Humano, en particular el contemporáneo, está en mayor medida inmerso en su propia supervivencia y la de su familia. No es falso que estamos en crisis –y como digo al inicio, no sólo en la esfera económica-. Lo que en cierta contradicción ante la precariedad, es bombardeado por el consumismo, gran problema y distractor que trae aparejada mucha frustración, sobre todo porque no se tiene acceso a determinados bienes o servicios, ni la educación o inteligencia suficiente y enfocada a prescindir de muchas cosas, en realidad inútiles y costosas. (De “moda”, por ejemplo).

Entonces en esa cascada de problemas, viene el dilema de la felicidad, que los materialistas asocian como condición para lograr y gozarla: La riqueza de dinero, con todo lo que de ahí escurre.

Sin embargo, basta ver desde la superficie que los muy ricos no logran una simple felicidad, pues la fortuna en dinero trae también problemas, traiciones, acechanzas, imán para defraudadores, ladrones, vividores, –la mayor de las veces, disfrazados de “amigos”- secuestradores, el fisco, en fin, una larga lista que quiere parte o todo de ese rico.

Tampoco, el mensaje de Séneca, sin perjuicio de su estoicismo –que mucha gente pobre sin saber, adopta esa Filosofía-, se trata de conformarse con poco o casi nada. Ya saben ustedes que en la era moderna, ha surgido lo que se denomina el “mínimo vital”, que igual no se debe interpretar como un nivel de supervivencia, sino de una vida digna.

No entraré al debate académico sobre el tópico, baste decir que es hoy, un Derecho Humano, dirigido a que las personas humanas, vivan con decoro, con dignidad, que sus ingresos mínimos, sean pues, suficientes.

En México, está tal Derecho, garantizado constitucionalmente (Artículos 1 y 123). En primera instancia hay que reconocer que si bien se trata de un Derecho de tal categoría que está en la Ley Máxima y los Tratados Internacionales, lo que obliga al Estado y en general a toda Autoridad, a respetar, proteger, garantizar, promover y difundir sin distinción alguna y en forma progresiva, pero falta su concreción y sobre todo, que alcance a los más vulnerables: Los millones de pobres, que seguro estoy, estimados lectores, no están felices en esa condición precaria, ni están creyendo que por ser pobres, irán al cielo eterno.

Dirán ustedes con toda justeza: ¿Cuáles son los parámetros de una vida digna? No es complicado: Sustento, vestido, vivienda, acceso a un trabajo bien remunerado para lograr la satisfacción de esas necesidades básicas, la salud, la recreación y tiempo libre, la educación, un envejecimiento saludable, bien informados. En suma, lograr la riqueza del bienestar, pero no confundir con la promesa política del régimen federal actual, que no se ha concretizado todavía. Porque el bienestar, esencialmente es lograr satisfacer esas necesidades básicas, y un mejor reparto de la riqueza en todos sus alcances, sin óbice de ser socialista, comunista o capitalista (Ningún régimen, de esas “ideologías” lo ha logrado hasta hoy). 

También saben ustedes, amables lectores, que en México, casi todo se quiere solucionar con algún Decreto gubernativo, o una Ley. No podía faltar para el tema y/o el problema aquí planteado: La Ley General de Desarrollo Social, que señala los indicadores para medir la pobreza: Ingreso per cápita, rezago educativo, acceso a servicios de salud, de seguridad social, calidad y espacios de vivienda y acceso a los servicios básicos del mismo rubro, acceso a la alimentación y grado de cohesión social. El organismo abocado ha sido el CONEVAL, aunque ya sabemos que está en la mira de éste régimen federal, a punto de terminar y ojalá, también con sus dislates y se enderece el rumbo, precisamente, al verdadero bienestar. Como dijo Séneca: “No es pobre el que tiene poco, sino el que mucho desea.” Es lo que hay. No se centren en esperar, sino en actuar.


¿Qué opinan?


*Gerardo Saúl García Cornejo, abogado y notario (S/N), conciliador y mediador certificado, Maestro en Administración y Políticas Públicas, con enfoque en Gestión Política, Doctorando en Derecho Constitucional, Derechos Humanos y Derecho Comparado; politólogo, periodista de investigación, novelista y ensayista, embajador del idioma español de México, por la Fundación César Egido, (Museo de la Palabra) Madrid, España, entre otras actividades. 


Referencia (1).- J. M. Gallegos Rocafull (1951-1953). “Cartas morales.” Dos volúmenes. México: FCE.

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