LA PUERTA…

"A los que planifican les va mejor que a los que no planifican, aunque rara vez cumplan su plan". 

 Winston Churchill.

G. SAÚL GARCÍA CORNEJO

A partir del mes de agosto de este año, lo que veníamos conociendo –aunque en realidad, ya de manera eufemística- como: “Puerta de Oro del Bajío” calificativo que tuvo la ciudad de Celaya, Guanajuato, por su desarrollo social, económico, cultural, incluso, político, desde el S. XVIII y hasta esa Centuria y que según el cronista Rafael Zamarroni, en su obra “Narraciones” (1959), tal denominación se perdió por la guerra de Independencia. Después de la Revolución Mexicana, se conoció también esta zona, como “Granero del Bajío”.

La vocación económica, era de manera principal, la agricultura, lo pecuario y textil. Después, vino la era comercial, luego de servicios, y todavía hoy, se pretende poner una vocación industrial y de manufactura, apostando igual, a las nuevas tecnologías e induciendo a la creatividad, que llaman “mente factura”. En fin.

Luego de casi tres décadas, surge e incluso, sería mejor decir que, como el ave fénix, resurge de sus, igual, casi cenizas, un proyecto que inició la denominación del Ferroférico, luego, parque modal, después como puerto seco II, para finalizar en el mes de agosto de este año, como: “Puerta Logística del Bajío”. Todo esto, implica un problema, ya endémico: El paso del tren. Y se presenta como una complicación, no por contradicción, o por alguna postura política, ni por estar contra el progreso o el desarrollo, que debe significar el uso del ferrocarril, como movilidad de cosas, animales y gente. Sino, por lo que los políticos e inversionistas locales y ahora, hasta extranjeros –que siguen viendo sólo oportunidad de hacer más dinero, a costa de sacrificar a otros-, no lo han concretado en más de dos décadas.

Y es que el paso del tren, que obvio es generado por los intereses de esas grandes empresas –una extranjera y otra, disque mexicana- no da beneficios directos, ni menos tangibles a la población que sufre de manera constante, la interrupción de la movilidad y, eso, genera pérdidas y no sólo de tiempo y espacio, sino de trabajo, de lo que se llama “horas-hombre”. 

Luego de casi veinte años de promesas incumplidas del gobierno local, ahora han descubierto la panacea económica: “La Puerta Logística del Bajío”. Y también, el municipio, como entidad política, social, económica y de desarrollo humano y social, queda, la verdad, al margen, en una línea nada sutil, desde Palacio de Gobierno, en la Capital de nuestro Estado. El municipio de Celaya, sólo debe acatar órdenes a esos planes. Y se entiende hasta cierto punto, si se obedece a un “plan” hasta el año 2050. 

Lo que no se entiende, es por qué el municipio no es socio, en este proyecto que se supone de un negocio de las APP (Asociación Pública y Privada) en que hay inversión compartida. Dijo el gobernador en la rimbombante presentación, “…Este modelo lo capitalizamos con la firma de este convenio y esto nos va a permitir que Guanajuato, ponga la tierra como inversionista…” Sin embargo, no quedó claro, pues “la tierra” es del territorio municipal de Celaya. ¿Entonces? Cabe la posibilidad que ni el uso de suelo, paguen y menos aún, aporten alguna inversión social. 

¿Qué ha pasado en estos más de 20 años? ¿Por qué no se ha concretado? El gobierno local habla de consolidación, que se entiende según el Diccionario RAE: “Dar firmeza y solidez a algo. Afianzar, reforzar, fortalecer, apuntalar, reafirmar, robustecer, afirmar, estabilizar, fijar, asegurar, asentar.” Lo que quiere decir, que no hay concreción final, sino que lo que se tiene, se refuerza, para así, en lo posible, concretizar. Y al igual, no informan bien, porque no se logró todavía finalizar, ni la primera, menos la última etapa (En realidad, no se vislumbra). Y no es difícil llegar a una deducción, el fallo no es necesariamente político, incluso, tampoco de falta de voluntad. Es primordialmente por especulación inmobiliaria y, falta (Consciente o no) de conocimiento jurídico, claro, especializado. Tantos millones cacareados y no han sabido resolver la tenencia de la tierra y, si no es así, merecemos, incluso, debemos exigir, una explicación. Nos falta ver la reacción de la administración entrante, desde luego, primero hay que tomar posesión del cargo.

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