¿POR QUÉ FALLA LA POLÍTICA? (Segunda Parte)






¿POR QUÉ FALLA LA POLÍTICA?



(Segunda Parte)

G. SAÚL GARCÍA CORNEJO*

                                                                                          “Es necesario no fingir que filosofamos, sino filosofar de verdad: No necesitamos aparentar que estamos sanos, sino en realidad estarlo”

Epicuro**

            Luego de la muerte de Sócrates y después Aristóteles, el deceso de otro personaje que fue un hito en la Política de su tiempo, incluso, se convertiría en un mito; me refiero a Alejandro Magno, cuyo nombre poco conocido fue Alejandro III de Macedonia (Grecia), dio un giro a las ideas implantadas por los filósofos griegos, mencionados en la parte primera de esta colaboración. Se dice por los estudiosos de la Política –y sus fuentes filosóficas-, que Alejandro el Grande –igual así conocido- tuvo influencia de Diógenes, aquél estoico del que se cuenta todavía una “anécdota”: Estando en la calle, en un barril que le servía de refugio, pasó Alejandro III, y al verlo le inquirió que cuál cosa o deseo quería satisfacer, qué él –el Monarca- podía darle cualquiera que Diógenes pidiera. Y el filósofo, sin inmutarse, le dijo, no me quites el sol. Pues, obviamente le hacía con su humanidad, una sombra, no necesitó nada. Esto viene a colación, porque empezaban a permear otras ideas, un tanto despectivas con la autoridad y el orden. Es decir, de incipientes anarquistas. Aunque, por el contrario, la idea fue llevada hacia una monarquía despótica, que justificó las ansias de poder y conquista arbitraria de Alejandro, que en su mejor momento, tuvo bajo su mando parte de Asia Menor, Persia, Mesopotamia, Egipto, hasta la India, es decir, casi todo el mundo, entonces conocido. Su mentor principal y personal, fue Aristóteles. (1)

La Historia registró, entonces, en la intervención de Alejandro, su influencia de la cultura griega en los países conquistados. Y dio origen a una nueva visión: El Helenismo. Que marcaría un antes y después en la política, cuya fuente principal, como he apuntado, fue Grecia. Dejando un tanto, la idea de la “Polis”, para ir hacia la “Cosmópolis”. La nueva visión fue pues, más individualista, dejando la idea de la Democracia, como “corrupta”.

Como se anotó en la colaboración anterior, Aristóteles, describió algunas formas de Gobierno, o mejor dicho, regímenes. Tres justas: “Monarquía, Aristocracia y Politeia”. Tres corruptas: “Tiranía, Oligarquía y Democracia”. Una concepción llana de estas formas, sería: La Monarquía, una sola persona detenta el poder absoluto; la Aristocracia, un grupo de nobles, tiene el poder; y la Politeia, se refiere que el poder, lo detentan muchos. Para nosotros es ambiguo, para Aristóteles el gobierno no ya de "todos" (en masa, se llega a considerar al Pueblo, amorfo, sin otra que ser dirigido) sino de "cada uno", así se entendía la denominada Politeia –su símil más próximo, hoy, es la República-. La Tiranía, se entiende como el gobierno de un déspota; la Oligarquía, el gobierno de las élites, es decir, con preferencia de una clase social poderosa; y la Democracia, que es el gobierno del Pueblo, cuya intervención, sería por personas, aunque ciudadanas, ignorantes y eso, constituía un peligro de gran corrupción y/o facilidad de corromperse. 

Es notable que hoy, esas concepciones griegas han variado, incluso, puede haber confusión, por ejemplo, el sistema monárquico, es fácil inferir como su sinónimo, al aristocrático, o con la Plutocracia derivada del control de unos cuantos pertenecientes a una élite económica, por ejemplo; y que en algún momento podría convertirse en una Tiranía. Y por otra parte, la Democracia, en inicio considerada “una forma corrupta”, ahora, es un ideal a concretar, con la participación cívica. En fin. Vale analizar si al final, por la Democracia, hay tanto dislate y corrupción, políticas, como decía Aristóteles.

          Con el Helenismo pues, hubo un giro en la forma y en el ejercicio político. También conocido como la era Alejandrina. Una de sus características más álgidas fue, precisamente la transición de la Grecia Clásica, en su ocaso, al avance del que luego fue, el Imperio Romano. Impulsando un sincretismo entre la religión, los dioses del antiguo Oriente, en  fin, nació un nuevo paradigma político, económico y cultural. De esa época es la Venus de Milo, el Faro de Alejandría y el Coloso de Rodas, entre muchos otros. 

Si bien, Alejandro III rey de Macedonia, se dedicó a la guerra –método de conquista y apropiación territorial y dominio político- tuvo la visión de no destruir civilizaciones conquistadas, sino conciliar intereses. El modelo griego clásico de la Civitas, cambió al poder centralizado y monárquico, aunque repartido en diferentes reinos asimilados al de Macedonia. En la administración de los asuntos, que en Grecia, se hacían a nombre de la Civitas, pasaron a ser gestionados por una especie de delegados únicos. (2)

Con la muerte de Alejandro, las huestes romanas consideradas bárbaras, fueron asentándose y asimilando lo que convenía del Helenismo, así como el engrandecimiento y empoderamiento militar, pero igual, encausado al autoritarismo y de una Oligarquía política, con todo y las figuras senatoriales, en realidad subordinadas. No se puede soslayar que, a la Cultura se dio en esa época, una gran importancia, como demuestran tanto edificio, monumentos, teatros, etcétera. Se daba vuelo al ocio inteligente y culto. En fin. Como ya dije es un tema muy extenso. Ojalá tengan ustedes paciencia y al menos curiosidad por saber, a vuelo de pájaro, como ha ido evolucionando o no, la Política, con sus virtudes y vicios, que aún perviven en nuestros días. ¿Qué opinan?


 *Abogado y notario (S/N), conciliador y mediador certificado, Maestro en Administración y Políticas Públicas, con enfoque en Gestión Política, Doctorando en Derecho Constitucional, Derechos Humanos y Derecho Comparado; político y politólogo, periodista de investigación, novelista y ensayista, embajador del idioma español de México, por la Fundación César Égido, (Museo de la Palabra) Madrid, España, entre otras actividades.


** Epicuro, fue uno de los grandes filósofos de la cultura griega de su época y fundador de la corriente filosófica que lleva su nombre, el epicureísmo, cuya principal característica fue la identificación de la felicidad con el placer. Nacido en Samos, Grecia, en 341 a. C., Epicuro fundó, como también hicieron Platón y Aristóteles, su propia escuela, <El Jardín>. Este espacio, dentro de su propio hogar, fue el lugar escogido para desarrollar su filosofía, en las reuniones y charlas que mantenía con sus seguidores y amigos. A diferencia de lo que ocurría con otros filósofos y sus escuelas, estos amigos y seguidores eran de toda condición: hombres, mujeres, ricos, pobres, esclavos, etc., tanto la filosofía de Epicuro como su escuela fueron objeto de numerosas críticas, principalmente por su defensa del placer como llave de la felicidad en la vida. Para lo que se interesen en saber un poco más, pueden consultar por Internet: “Epicuro y el Hedonismo inteligente” (2018). Jaime Fedz Blanco-Inclán. https://filco.es/epicuro-hedonismo-inteligente/. 

Referencias

(1).- Alejandro Magno. (2013). Joshua J. Mark. World History Encyclopedia. Consultable: https://www.worldhistory.org/trans/es/1-265/alejandro-magno/, Recuperado: 23-08-2024.

(2).- Periodo Helenístico. (2011) Antoine Simonin. World History Encyclopedia. Consultable: https://www.worldhistory.org/trans/es/1-829/periodo-helenistico/, Recuperado: 25-08-24.

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