CERCA DEL PAÍS #100DíasDeAMLO


Ante la indiferencia, el despilfarro, la corrupción, la crisis, la discriminación entre los mismos, el clasismo, el racismo. Después del Presidente con menos credibilidad en la historia de México, el de mayor desaprobación que encabezara una lista negra y una época de corrupción, Enrique Peña Nieto, llega uno que brilla, con más luces, con ascendente aprobación. El contraste total. La desesperación de un pueblo fragmentado, dividido por la inversión desigual, por la brecha de desigualdad. Andrés Manuel López Obrador, no se alejó del pueblo de México. Hoy, más que nunca, el Presidente Andrés Manuel López Obrador está cerca de él, de su país.

Y es que siempre el presidente se aislaba. Y algunas veces visitaba todas las capitales cuando se era candidato. Cuando eran candidatos, algunos, visitaban sólo ciudades capitales, no más. Y cuando ganaban ya no veían más allá de sus comodidades, y perdían visión y principio de realidad.

Único hombre que ha recorrido todo el país, cada ranchería, municipio, estado. Ha estado con todos, diciendo su mensaje, platicando con la gente, conociendo la cultura, las tradiciones. A todos envía su mensaje, conoce sus condiciones, sabe de sus rubros, de su industria, de sus gustos, usos y costumbres. Un hombre que gusta de su país. Y es tanto que ha dejado de lado la agenda por andar en territorio extranjero, en estos días donde apremia restaurar el estado de derecho que se perdió con los gobiernos anteriores. 
Gobiernos anteriores permitieron el auge de huachicol, y era interesante ver cómo gobernantes después levantaban negocios particulares como concesiones para distribuir gasolina, pero  ¿A quién estaban comprando realmente?—Pues hoy vemos zonas secuestradas por grupos del crimen organizado, huachicol y narcotráfico. Y el Presidente ha enviado un contundente mensaje de combatir la corrupción. 
Acabar con la corrupción de arriba, y de abajo.
Ya pasan los cien días de mandato, y la popularidad de Andrés Manuel López Obrador asciende. No solamente consiguió hacer historia en las urnas con más de treinta millones de votos que le respaldaron siendo el presidente más votado en la historia de México. Brilla, ante la oscuridad que dejaron los gobernantes del pasado.
Y no baja la guardia. Se levanta temprano, a las cinco de la mañana, se reúne con su gabinete de seguridad a las seis, a las siete de la mañana da conferencia de prensa, se reúne con los medios, sigue trabajando y ahora hace gira por el país por las tardes, y se reúne con la gente, con el pueblo y gobernadores y alcaldes de todo el territorio de la república, visitando al menos dos estados de la república por día. No descansa, incluso después del triunfo, tuvo una agenda intensa, de recorrido por el país agradeciendo y de trabajo por la transición que tendría su gobierno. Su aprobación asciende, e incluso, aquellos que no votaron por él, muchos están convencidos de su gobernabilidad. Y es que ¿Cómo osan estar en contra de quien tiene la mayor representatividad en la historia del país?—Comanda Andrés Manuel López Obrador con legitimidad, y repite una y otra vez: "No les voy a fallar".

Gobernadores de oposición se han visto ser abucheados cuando les visita el Presidente de la república en sus entidades. Claro está que no gozan con tal aprobación histórica registrada en las urnas en las elecciones federales recientes, y mucho menos logran gestar el fenómeno alcanzado por Andrés  Manuel López Obrador donde su cota de aprobación crece día con día. Y es que también muchos han querido ser opositores o declararse contrapeso rápidamente, para encabezar al grupo agazapado que espera que falle el Presidente y así liderar la próxima elección federal en 2024. 
Para lograr ser contrapeso, alcaldes, gobernadores, dicen una cosa en sus entidades, pero cuando se encuentran con el Presidente, se alienan. Y así ha pasado en las recientes reuniones donde se entregan programas federales y visita el Presidente la entidad. 
Una vez que Andrés Manuel López Obrador pisa la entidad, se acaban reclamos por desabasto de gasolinas y se quitan las medallas que se habían adjudicado en el combate contra el huachicol, la corrupción y la impunidad. 

El mayor respaldo lo tiene Andrés Manuel López Obrador. Su presidencia ha logrado gestar lo que ha querido el propio Presidente, la reconciliación nacional, la unificación, el consenso, para determinar rumbo a la república. 
Es el presidente que regresa, que siempre se acuerda. Qué no sólo por ir a Acapulco, visita Guerrero. Habla con la gente, con cada población, con cada rincón del país.
Tan sólo a penas hace 27 años un Presidente visitaba Huetamo Michoacán y la tierra caliente. 27 años tuvieron que pasar para que un presidente de la república regresara a esa tierra, a mirar las condiciones, a sentir a la población. Eso dice mucho.
Y es que Michoacán ha padecido tanto, y más su ámbito rural. Ni siquiera Felipe Calderón que se presume michoacano, visitó esa región, visitó esas comunidades.
Andrés Manuel se acuerda siempre de su pueblo, y hoy lo representa, y lo sigue de cerca, y vuelve, y vuelve y siempre regresa. Comunica, habla con la gente, habla de su país, con su país y trabaja por su país. Y es que es el líder que representa un movimiento por la transformación de la vida pública de México que está lista para trabajar por una patria y vivir una vida nueva, más apegada a la paz, con mayor dignidad.
López Obrador ha dejado del lado la egolatría por ser presidente, y se mantiene en consonancia y en línea de ser un Presidente cercano a la gente, porque lo repitió en campaña también, reiteradamente: «Quiero ser un buen presidente de México».

Muchos se quejan de que haya bajado sueldos a altos funcionarios porque eso implicaría que se abarataría la función pública en el país. Sin embargo, Andrés Manuel López Obrador implementa una lógica pragmática, de bajar lo de arriba, para subir lo de abajo, para equilibrar las fuerzas, para que haya más igualdad, más equidad en un país destrozado, amurallado, distanciado por los clasismos,  por oligopolios, por la brecha de desigualdad, por una pobreza que lacera, que es mayoría en un país rico en recursos naturales, país del maíz que compra su semilla al extranjero. Por eso Andrés Manuel López Obrador, Presidente de México, busca de nuevo consolidar el sentido de arraigo y pertenencia a nuestro país, para que sea un gusto estar en él, para que amemos nuestro hogar, para que la casa esté en orden, y entonces sí, disfrutar nuestra relación con todo lo demás.

Es un Presidente al que sí le importa el pueblo de México. Andrés Manuel López Obrador sabe hablar a su pueblo, sabe comprenderlo, sabe conectar con él, y continúa esta conexión que cada vez es más arraigada, y cobra más poder, y se refleja contundentemente en la atmósfera de opinión pública del país. 

López Obrador prometió la cuarta transformación de la vida pública del país. Y hoy, un presidente ya no vive en los pinos, se deshizo de la guardia presidencial, se deshizo del (Cisen) Centro de Investigación y seguridad nacional que vulneraba la privacidad y la libertad de los ciudadanos y políticos y activistas. López Obrador puso en venta el avión presidencial que costó miles de millones de pesos, ante una realidad lacerante con la pobreza que ha cargado, crece y carga la república. Hoy, el presidente está cerca de los campesinos, de los comerciantes, de los obreros, de las personas que sustentan al país. 
La investidura presidencial estaba lejos de todo ciudadano. Andrés Manuel López Obrador ha puesto la presidencia cerca de las personas, aún con el riesgo que esto sigue conllevando.

Era una burla que saquearan la gasolina del país, para revenderla, para sustentar el crimen, que mucho ha estado protegido por la clase gobernante. Hoy, el presidente no ha reculado en su decisión, incluso le costaba puntos de aprobación ante la ciudadanía, y lo que ocurrió, fue lo contrario, su cota de aceptación creció. 

El Presidente López Obrador sabe muy bien que tiene seis años para lograr la transformación tan gigantesca que se espera. Y tiene muy bien clara su agenda. No improvisa, premedita, acciona, y continúa funcionando en pro de gestar el crecimiento, detonante y desarrollo que espera México. 

Lo que viene es importante. 
Vendrá un dinamismo intenso en un proceso de reformas que incluye la materia de justicia, finanzas y energía. 
Al Presidente le importa volver a enmarcar la importancia de la investidura, y el buen funcionamiento de la federación. Tal es el caso, que por ello le importa reunirse con gobernadores, donde muchos buscan desestabilizarlo y lucrar con la rebeldía de ser el opositor al nuevo cambio  que habita en la presidencia de la república. Por eso también, el Presidente le da la debida importancia gigante que tiene comunicar. Política es comunicar.

Comunicar, es política.

Y se dice fácil, que la divisa mexicana se mueva bien, que sea la única en el mundo con efectos positivos ante la crisis migratoria, la fractura por tres polos de poder en el mundo, Rusia, Estados Unidos de Norteamérica y China, que provocan una crisis comercial que afecta a Europa y a Latinoamérica, además sumando la crisis política Venezolana.
El Presidente tiene muy en cuenta el valor milenario de la cultura que hay en México, por eso alude a ella, como reserva moral para reconstruir la federación, para re encaminarla a buen puerto. Porque es nuestra raíz y cultura milenaria la que siempre nos saca adelante, la que nos imprime coraje para lograr lo que deseamos, siempre, cuando se trata de reforma, de revolución, de independencia, de cambios, de transformaciones. 

Muchos de sus opositores hoy, creen en el PAPA y en la iglesia, pero no creen en Andrés Manuel López Obrador, ni en lo que representa y ni como persona. Tal vez deberían aludir a esa fe, para creer, como millones que día a día suman a más y más por creer que si se puede vivir mejor.


Hoy, el respaldo es claro, la ciudadanía llama, empuja a que Andrés Manuel a que la presidencia que encabeza gobierne a futuro, nunca más hacia el pasado, nunca más que se geste la gobernabilidad que apunta al pasado, retrógrada, hacia atrás donde suena la impunidad, la corrupción, la doble moral, el abuso de poder. 

Después del primer trimestre, el saldo de de gobernabilidad, de gobernanza, de gobierno, apunta a un buen futuro, porque la energía que impera, es de esperanza.
Y la esperanza nos llena de coraje, y sumamos voluntades, y nos sublevamos ante la injusticia, ponderando y luchando por la acción de la conciencia honrada que lucha por una vida y trabaja por una patria nueva.
Hay energía, hay ganas. Hay país, pueblo.
Hay presidente.


Erick Xavier Huerta





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