«oposición contra sí misma»

El ex-rector de la UNAM, José Narro renunció al PRI donde militó durante casi cinco décadas. Se dice fácil pero esto es un golpe fulminante para el partido político que ya carece de fuerza, credibilidad, y alcances. Y no sólo esto, su renuncia es por señalar actos de autoritarismo, dictadura, imposición dentro de la misma organización orquestando un montaje político, una simulación para elegir al próximo dirigente del partido político. Este tipo de arbitrariedades que se dan ahora, en pleno siglo XXI con urgencia de levantar una verdadera democracia y donde los partidos políticos deben reconstituir sus cuadros para poder volver a abonar a la dinámica democrática, más bien entonces encontramos regresiones de este tipo y esto es alarmante, porque si sucede en un partido político, puede replicarse entonces en entidades cuyos partidos en el poder se encuentran controlando arbitrariamente a las instituciones para favorecerse y tener permanencia durante décadas en una entidad. Por eso la importancia de la federación, por eso la importancia de los contrapesos en la federación para que vayan a permear hasta la base de la democracia, el municipio. A esto, se suma el pronunciamiento de Manlio Fabio Beltrones que también muestra su indignación al sentenciar que no participará en la siguiente votación para elección de dirigente del PRI nacional. Y mientras tanto, la presidenta del PRI, Claudia Ruiz Massieu dando explicaciones por todo pero sin abonar en liderazgo, sin abonar en crecimiento para el partido. Debería renunciar. Y esto sucede, cuando vemos a ciudadanos que buscan representación en la oposición, no encontrar a nadie que dé voz y contrapeso al gobierno de López Obrador. Sigue la natural indignación de quienes perdieron el poder y quieren denostar y desprestigiar rápidamente, con estrategia de mantenerse agazapados ante el nuevo presidente de la república buscando cualquier error y señalarlo en gran magnitud para derrumbar su regimen y tener campo abierto para ganar todas las elecciones y volverse a perpetrar en el poder otros treinta años. Será difícil, y es que López Obrador no tiene culpa ni responsabilidad que los líderes morales de los otros partidos estén pronunciándose a favor del abstencionismo participativo al interior de sus organizaciones políticas, ni tampoco que ellos mismos señales arbitrariedad en sus procesos internos. López Obrador no tiene culpa de la falta de creatividad en el liderazgo de Claudia Ruiz Massieu, ni que el hijo de Carlos Salinas de Gortari se vea envuelto en un escándalo por tener nexos con el líder que le dio licencia para operar una empresa multi-nivel que encubría una secta de esclavitud sexual de mujeres, que ha quedado en descubierta por gestar crimen organizado, conspiración, tráfico sexual, trata de blancas, abuso infantil. López Obrador no tiene culpa de la falta de creatividad, liderazgo y alcances que tiene Marko Cortés, y del propio PAN y de las declaraciones tan frescas que acaba de dar el ex presidente Vicente Fox sobre que México necesita al PRI. López Obrador no tiene culpa de que los presidentes de la república emanados del PAN hayan renunciado a este partido por corrupto, y se hayan ido a abrazar al propio PRI. Y es esa desesperanza que permea en la oposición de no encontrar líder, ni líderes que abracen la continuidad de un proyecto que se vino desgastando en todos los rubros hasta perder cualquier resonancia con el electorado, con el pueblo de México, con la nación. Esto es uno por uno, opinión y libertad, batalla de las ideas, repercusión histórica de los acontecimientos más importantes y relevantes que suceden en nuestro acontecer y que pintan a cada instante, la historia de nuestras vidas.

exhs

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