2 de Octubre «Guanajuato 2019»


Ir a estudiar, te cuesta la vida en Guanajuato. 
Despúes de 51 años, después de la masacre de Tlatelolco, las cosas no son muy diferentes, menos en Guanajuato. Los estudiantes siguen alzando la voz en protesta por exigir sus derechos de libertad, seguridad y justicia. Es cierto, el gobernador Diego Sinhué dijo "no saben de lo que somos capaces los Guanajuatenses". En efecto, piden su renuncia por la demagogia, la mentira y la corrupción que habita en la entidad. Los homicidios y los feminicidios alcanzaron a los jóvenes estudiantes, universitarios, en Guanajuato. Este dos de octubre, la comunidad educada, universitaria, intelectual, profesores, padres de familia, amigos, jóvenes universitarios se dieron cita el día que no se olvida, «dos de octubre» para ir a manifestar su indignación por las mentiras que ha ejercido el gobierno municipal y estatal desde hace mucho tiempo con esta comunidad, donde las autoridades han quedado sólo como observadores ante la tragedia que alcanza a toda la sociedad en Guanajuato, en especial, a los ciudadanos de Celaya.  Y no hay legitimidad, hay desgobierno. Los estudiantes en Guanajuato, estaban en el lugar adecuado, haciendo lo que les correspondía, sin lastimar, sin molestar a nadie, siendo productivos. En cambio, su vida queda vulnerable, siempre. Así ha sido con los casos más recientes, de Cecilia, de Francisca, de Humberto, de Gabriel.
Todos estos casos de asesinatos contra jóvenes universitarios, están archivados, en la carpeta de la impunidad. 
Con Alvar Cabeza de Vaca al frente de la secretaría de seguridad pública del Estado de Guanajuato, se presumieron entrega de automóviles último modelo, de gran calado en materia de velocidad, entregados al cuerpo de las fuerzas de seguridad del estado para combatir el crimen. Sin embargo, asesinaron a un regidor de morena en Apaseo el Alto, Francisco García cuando se dirigía a su casa tras una sesión en el Ayuntamiento, apenas a finales del mes de septiembre. Luego, un día después, el 26 de septiembre se registró el asesinato de otro regidor, del Partido Acción Nacional, en Comonfort, José Luis Saucillo. Y el 28 de septiembre, asesinaron a Gabriel Luna afuera del Instituto Tecnológico de Celaya.

Y cuando asesinaron a Gabriel Luna, no había cámaras, ni cuerpos de seguridad de fuerzas del Estado, ni guardia nacional, ni gendarmería, ni marina ni ejército. Gabriel estaba solo, sin el resguardo de ningún policía privado, ni federal ni municipal preventivo. 
Y no había cámaras, ni policías prometidos ni golpe de timón al crimen. Todo fue mentira. Siguen con los discursos demagógicos y los jóvenes universitarios, están hartos. Por ello, durante toda la marcha de manifestación ocurrida desde el Instituto Tecnológico Nacional de Celaya hasta la Presidencia municipal, los jóvenes gritaban pidiendo la renuncia de Elvira Paniagua.

Y es que habita el miedo en cada uno de los estudiantes que vive en Guanajuato.



Celaya es una de las ciudades más importantes de Guanajuato, por su geografía, por su densidad demográfica, por su legado histórico, ciudad de independencia, ciudad de las batallas revolucionarias donde se enfrentó Villa contra Obregón; y por las inversiones que ocurren ahí. Sin embargo, el discurso de grandeza del gobierno panista de Guanajuato no se ve reflejado en la ciudadanía, ni de Celaya, ni de Cortazar, ni de Villagrán, ni de San Miguel. Y la evidencia es clara, y contundente. Se pierden inversiones, es un problema emprender, y estudiar es peligroso, porque puedes perder la vida caminando por alguna universidad.

Al tiempo que Juan Carlos Romero Hicks, a titulo personal, invitaba al Presidente López Obrador a que viniera a Guanajuato a educarse, Gabriel Luna fue asesinado en Celaya Guanajuato, y Ford Montes cerró sus instalaciones por las extorsiones recibidas y por la falta de derecho y garantías que habita en la entidad; de igual forma mucha gente perdía su patrimonio a manos del crimen y jóvenes universitarios tomaban las calles en Celaya para manifestar el hartazgo por la violencia que hay en la entidad, por el estado de impunidad, corrupción que impera, sin padecer resultados óptimos de parte de las autoridades gubernamentales. 
No fue un accidente. Fueron asesinatos deliberados. Uno, por balazo en la cabeza, otro por ser asaltado y recibir varias puñaladas. Cecilia y Francisca fueron feminicidios. Los jóvenes en Celaya, Guanajuato desprendieron un movimiento de indignación por todo lo que acontece en el estado. Y es que Celaya es la primer ciudad más violenta en el Estado, después de León, Guanajuato. El Gobernador Diego Sinhué prometió dar un golpe de timón en materia de seguridad pública, y eso consistió en ratificar al mismo gabinete de resultados oprobiosos, en los mismos puestos, dándoles concesiones, dándoles dádivas, todo lo que quieren.


Jesús Oviedo, por su parte. Fue diputado federal, representando a Celaya, a Cortazar. Fue Presidente municipal de Cortazar. Fue diputado local, representando a Cortazar. Hoy es diputado que representa a Cortazar, Valle de Santiago y Jaral del Progreso y además es el coordinador parlamentario de la fracción de Acción Nacional en el Congreso de Guanajuato, haciendo todo por respaldar y seguir las órdenes del gobernador Diego Sinhué. Y ocurrieron todos estos asesinatos y el Señor Oviedo guardó silencio ominoso. 

La comisionada Sophia Huett, encargada de la unidad de análisis para la estrategia de la seguridad ciudadana de los Guanajuatenses, no se pronuncia al respecto, y se dice experta en manejo de prensa, medios de comunicación y comunicación social. Sin embargo, conversando con varios jóvenes, manifestaron el oprobioso silencio que habita de parte de las autoridades, que no dicen ni dictan protocolos de seguridad ni establecen vinculación alguna con autoridades de las universidades para lograr establecer medidas preventivas y resguardar el bienestar de todos los académicos en la región. Porque no estamos hablando de Celaya como caso aislado. Porque una de sus estudiantes desapareció en Celaya y tiempo después fue encontrada asesinada, muerta, abandonada en territorio de San Miguel de Allende. Y otro estudiante, fue asesinado en la Universidad Politécnica del Estado cuyas instalaciones se ubican en Cortazar, Guanajuato. Pero el alcalde Ariel Corona de Cortazar Guanajuato no dice nada al respecto, ni tampoco por el asesinato de Gabriel Luna que vivió y estudió en Cortazar, y que durante sus cursos de octavo semestre en Celaya Guanajuato, fue asesinado esperando el transporte público. No hay pronunciamiento alguno ante la tragedia que padece la comunidad académica universitaria, el gremio que es promesa y futuro de México, Guanajuato. Tampoco hay voz de parte del alcalde de Villagrán, porque Humberto, era justamente de esa ciudad. Cierto es que Juan Lara carece ya de credibilidad porque tiene acusaciones serias de sostener vínculos con el crimen organizado, pero sigue en funciones de Presidente, y además es apoyado por el gobernador, pues hasta fomentó la construcción de un instituto policial en Santa Rosa de Lima, cuna del Cartel del Marro.

Los alcaldes en Guanajuato no están aislados, están concatenados, y más cuando son conducidos en sus municipios por un gobernador, y más cuando pertenecen a un partido político y cuando comparten una zona en común, el corredor industrial donde cientos de jóvenes tienen que usar como movilidad básica para cumplir con sus responsabilidades laborales y académicas. ¿Qué pasa entonces?—Una omisión absoluta. Fingen demencia, porque han estado gobernando en Celaya, durante décadas, el mismo partido, al estilo de la dictadura hegemónica de un partido político, y los resultados son desastrosos. Fue histórico, un movimiento social, académico, muy importante, sin precedentes en Celaya Guanajuato, además dentro del marco del festejo de aquella remembranza por los jóvenes universitarios caídos de la Universidad Nacional Autónoma de México, que también tomaron las calles en protesta por sus derechos democráticos, de libertad, de seguridad y justicia, y en cambio, lo que recibieron, fue una respuesta de represión, de asesinatos impunes que hasta la fecha duelen.

¿En Celaya qué pasó? Los jóvenes universitarios recibieron una respuesta oprobiosa de parte de las autoridades. Pude escuchar las respuestas de un regidor del PRI, al puro estilo burocrático, desestimando cualquier responsabilidad y adjudicando ello a responsabilidades del estado y federación. Sus policías, dice él, son preventivas, pero no previenen nada. Después, Elvira Paniagua salió, en un control de crisis político, pero agravó más los problemas. Quiso hacer frente a los jóvenes universitarios, pero no salió del todo. Salió de una oficina en Presidencia municipal, resguardada de militares y del cuerpo de presidencia municipal a decir lo mismo de siempre, que está trabajando y que qué bueno que se manifiesten los jóvenes. Pero no apunta ninguna autocrítica ni estableció protocolos, parámetros ni mostró apertura por generar acuerdos con la masa crítica de los jóvenes universitarios, por eso, ante esa desestimación y poca habilidad política, la alcaldesa Elvira Paniagua al dar vuelta, comenzó a recibir gritos de desprecio y rechazo pidiendo y exigiendo su inminente renuncia. Y es que no puede gobernar así, ante tanta ilegitimidad, porque el futuro de Celaya y Guanajuato, la clase educada, prometedora y productiva rechaza su ejercicio al frente de la presidencia, e inevitablemente del gobernador.

Porque hay que apuntar, que el propio Diego Sinhué ha dejado desprotegida a Elvira Paniagua. No se presentó a su informe y hace omisión ante estos atropellos. En su cuenta de twitter dijo el gobernador que está de acuerdo con los jóvenes en que la educación es el camino, y que reconocía su manifestación por la paz. Sin embargo, no hace pronunciamiento alguno para darle mano y apoyo a su presidenta municipal, ni tampoco promueve acciones coordinadas con todos los presidentes municipales implicados en la región que comparten la región en común del corredor industrial donde se ubica una de estas universidades del estado donde asesinaron impunemente a Humberto y a Gabriel.

Cecilia, estudiaba la universidad en Celaya, y lo que ocurrió fue que la encontraron en su departamento, asesinada, degollada. Tenía 22 años.
Este es el grito que hicieron los ciudadanos de Guanajuato, en Celaya, ruta de la independencia, lugar de batallas en la revolución mexicana. Articulados por estudiantes universitarios, profesores, académicos, padres de familia, amigos y amigas dijeron: Basta. Y replicaron el eco, de aquel dos de Octubre de 1968, ahora en Celaya, 2019, siglo XXI, al grito de protesta pacífica:

¡Que renuncie! ¡Que renuncie! ¡Que renuncie¡


Erick Xavier Huerta

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