SIN SEGURIDAD NO HAY DEMOCRACIA: «GRANDEZA PANISTA»



En este estado no se respetan los derechos de primera generación: vida, seguridad y libertad. Las instituciones no garantizan el ejercicio de sus derechos y menos político-electorales. No se gobierna para resguardar el sufragio. ¿Gobernar con el miedo? ¿Gobernar a favor de qué? ¿Temores?
En 2018 me rehusé, como candidato político (aspirante a una diputación local), a firmar un pacto de civilidad, porque no había garantías del propio partido político en el poder para dar fe y libertad a la democracia en la entidad. ¿Por qué? Yo sé que el propósito era manifestar que habría respeto entre nosotros los contrincantes, pero la altura del debate y la propuesta estaban ahí de manifiesto ante todos y si alguien incurría en violar derechos y garantías dentro de nuestro marco institucional, pues lógicamente habría de sufrir las consecuencias de tales actos. Era solamente una forma que usa el panismo de Guanajuato, como escudo ante cualquier eventual tropelía y abuso faccioso del aparato institucional para encubrir fechorías y arbitrariedades en pro de salvaguardar su poderío político.

La propia constitución y la carta magna hacían hacer respetar nuestros propios derechos. Lo único que buscaba el partido acción nacional en el gobierno era revelar y poner vulnerable a los candidatos de oposición para que la ciudadanía tuviera lectura de que, de ante mano, se aceptaba lo que iba a pasar en los resultados. Pero cuando uno acepta participar democráticamente, aceptas la democracia, aceptas la constitución, aceptas los derechos, y no hay por qué ratificarle a ninguna institución que uno se apegara a derecho cuando uno lucha dentro del marco institucional y democrático.
Es nuestra garantía de manifiesto y proscrito en anticipación a cualquier motivación del qué hacer por nuestros pueblos y comunidad, y más cuando la responsabilidad civil así lo marca.

Más, quien no respetaba la vida, y quien siga sin respetar derechos y libertades es y era el propio PAN-Gobierno, sin dar garantía a los derechos de primera generación: la vida, la seguridad y la libertad.

A quien se tenía que pedir cuentas y resguardo en los derechos de la dinámica democrática, era al instituto electoral del estado de Guanajuato para que exhortara a las autoridades del PAN-gobierno en Guanajuato, y más porque controlaban y siguen controlando todo: el congreso, el poder judicial, el poder legislativo y el ejecutivo.

¿Qué garantías hay hoy de participar en el marco de derecho democrático en la entidad si regiones son controladas por el narco?—Es decir, es evidente el marco de gobierno de un narco-estado, por narco-políticos, con evidencias claras ante todo el mundo de cómo el narco infiltró la política. Y las autoridades titulares encargadas del servicio de seguridad pública en Guanajuato no dan cuentas claras. Siguen asesinando a policías, a políticos, asaltando y extorsionando a la clase burgués del estado, y todo esto en condiciones de verdadera incredulidad ante las instituciones cuando marcan un fervoroso mensaje del autoritarismo en el control faccioso institucional para cumplir a voluntad lo que dicta un pequeño grupo de poder, y no de lo que comanda el pueblo.

¿Ante qué estamos cuando los signos apuntan uso faccioso institucional para imponer a un fiscal a modo del PAN-gobierno? ¿Qué quieren decir cuando imponen a modo el aparato de impartición de justicia en el estado de Guanajuato? ¿Eso qué tipo de garantías da a cualquier ciudadano que tiene derecho y responsabilidad de participar en la vida política del país y del estado cuando su vida es vulnerable y cuando observa cómo quien controla es el crimen organizado?

Aparecen mantas a fuera de las instalaciones de los gobiernos municipales en Guanajuato apuntando que quien manda, es el Marro, es el Cartel de Santa Rosa de Lima; pero eso no sólo te habla que ellos mandan un mensaje para alarmar y alertar al otro grupo criminal (Cartel Jalisco Nueva Generación) de que quienes mandan en el pueblo son ellos. No. El mensaje también va para los gobiernos municipales y más cuando esas mantas aparecen en los jardines principales donde se ubican las oficinas del ayuntamiento en distintos municipios de Guanajuato.



El gobernador Diego Sinhué tiene que rendir a los ciudadanos, que lo eligieron, que dé cuenta que verdaderamente hay garantías para participar en la vida democrática de Guanajuato, sin apelar a dejar entonces que gobierne el silencio bajo el yugo del miedo y entonces, que todos los ciudadanos se  replieguen, se retiren para seguir dejando espacios a que el poder sea de los panistas, y que el poder se lo repartan criminales en Guanajuato, grandeza de México.


Erick Xavier Huerta S.

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