2 AÑOS «AMLO—PRESIDENTE DE LA VANGUARDIA»


"Las naciones que caen luchando vuelven a levantarse. Y aquellas que se rinden mansamente, están acabadas."



2 AÑOS «AMLO—PRESIDENTE DE LA VANGUARDIA»

Inercia, es el movimiento de la decadencia en el que se encuentra México.
Después de la corrupción de Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña, México ya tenía casi dos decenas de gobernadores acusados de corrupción, el país bañado en sangre, sin libertades, reprimido, deprimido, y con el peso devaluado y humillado por los gobiernos de Estados Unidos de Norteamérica, y sin alianzas estratégicas con Latinoamérica.

Había que generar un cambio.

El hombre que articuló el cambio, de forma experimental e innovadora, integrando las visiones y corrientes de pensamiento articulado en el movimiento social que requería la población, por artes, cultura, y política, fue Andrés Manuel López Obrador. 

Andrés Manuel López Obrador logró gestar el empuje necesario hacia los límites que implicaban los intereses del status quo.

Hasta que llegó López Obrador, por fin en México la corrupción es considerado delito grave. Antes no era así.

Ante esta decadencia, la sociedad levantó la voz, y millones de mexicanos se unieron para dar paso a una nueva era en la vida pública de México. Y López Obrador pronto puso en marcha el plan de acción para reencauzar al país. Y sin todavía tomar protesta como Presidente, el panismo ya había puesto en marcha un plan de desestabilización y golpeteo al nuevo gobierno, al contrario de sus antecedentes oprobiosos de servilismo y complicidad ante los intereses del PRI, como lo que ocurrió en 88, como lo que ocurrió con el pacto por México. 

A 2 años de la proeza, de haber cambiado el mundo de la política en nuestro país, el paradigma, la dinámica y haber conseguido la mayor legitimidad en la historia, López Obrador no pierde paso, sigue con la misma paciencia de un sabio que cruza desiertos. Sabe lidiar con la crisis, sabe lidiar con el tiempo, con los climas ásperos, nunca ha tenido vida cómoda, y mucho menos, como todos sus antecesores presidentes, nunca ha gozado de las dádivas del poder a conveniencia esperando que el país siga hundiéndose en la podredumbre de la corrupción y la violencia. 
Mesurado se presenta en sus dos años en marcha de seguir siendo directriz del país en lo momentos más críticos en la historia moderna del mundo. Recordemos, que se ha venido a presentar López Obrador al tiempo de la peor crisis económica y sanitaria que ha venido a enfrentar toda la humanidad en los últimos cien años; y justamente lo admirable, es que López Obrador genera confianza en la ciudadanía, pues sus niveles de aprobación en el país y en el mundo son los que pudiese haber tenido cualquier otro presidente de la república mexicana en ámbitos fuera de la crisis de violencia, sanidad, y economía que ahora se enfrenta. La coyuntura es complicada, y López Obrador sabe navegar en la tormenta. Por mucho, jamás se enfrentó a dos años a estas condiciones los antecesores: Salinas, Peña, Fox, Calderón, Zedillo. 

Vicente Fox, después de su primer año ya había legado el sexenio a su esposa Martha Sahagún. Enrique Peña Nieto se enfilaba a su decadencia total, el sexenio de tres años producto de su corrupción con grupo Higa, y sin saber lo que vendría por el tema de la «casa blanca» y la serie de corrupción de sus gobernadores estelares del PRI, todos manchados por corrupción. Salinas aplaudía con todos los artistas el nuevo México cuando apenas iniciaba, con el país polarizado porque él sí a luces había hecho un fraude electoral ante Cuauhtémoc Cárdenas. Y Calderón tratando de rescatar la imagen del presidente porque Fox le había hundido por haber legado el poder a Martha. La comparativa es profunda, de proporciones inimaginables, considerables, ácidas, latentes, palpables, al punto que hoy se buscan a enjuiciar a los antecesores de la nueva era de la vida pública de México. 

Tan sólo una reciente encuesta del País, indica que si hoy fuera aplicado al revocación de mandato al presidente Obrador, este sería ratificado por el 70% de la población mexicana para que continuara gobernando. Pues tal vez, con justa deliberada acción de fingir demencia por conveniencia, los grupos minoritarios opositores ubicados en segmento acotado que desde siempre ha estado en oposición al movimiento progresista en la república resistiendo la democracia, manifiestan el rechazo y resistencia ante esta palpable realidad. Tanto, que el Presidente ratifica en sus promocionales que la legitimidad brinda oportunidad para continuar navegando en pro de sacar adelante al país y saldar varias deudas pendientes en materia de justicia. 

65% también de la población mexicana considera que López Obrador ha generado acciones que sí implican un impacto en la reducción de la corrupción que ha imperado en el país, legado de los gobiernos de régimen bipartidista. 

Mucha de la aprobación y legitimidad tiene que ver con la función de alto calibre estadista que maneja López Obrador, al pugnar porque cada quien enfrente las consecuencias de sus actos, sea quien sea, sin privilegios ni beneficios. Y sumado, la austeridad marcada por Andrés Manuel López Obrador para comenzar su presidencia, fue un acierto anticipado sin saber lo que vendría, pues esta austeridad ha implicado un gran activo para sopesar la tormenta perfecta que ha hecho estragos en todo el mundo, y más estragos ante la herencia de la decadencia social y política que legó el PRI y el PAN. 

Para favor de la presidencia de Obrador y de todos los mexicanos, los migrantes han favorecido una gran contención ante la crisis en México, aumentando en más del 7% las contribuciones por remesas a diferencia de los ingresos que se registraron en 2019. 

Así, han pasado dos años sin partida de moches, sin sometimiento del PRD y PAN a los intereses de Peña Nieto. Las cosas han cambiado radicalmente por el nuevo liderazgo que se encauza desde la presidencia de la república en esfuerzos inconmensurables por acabar aquella cultura de corrupción que alardeaba Peña Nieto como Presidente para eximirse de cualquier responsabilidad ante la decadencia que ya no se podía erradicar de parte de los esfuerzos, tropelías y desgracia de la ingobernabilidad gestada por miras de pugna neoliberal aplicadas por el PRI y el PAN. 

Al tanto, miremos cómo habita la ingobernabilidad en Guanajuato y la región, en Michoacán, Querétaro, Jalisco. En Guanajuato haciendo esfuerzos por pintar a todo el estado de azul, bajo la resistencia y a pesar del descontento de la sociedad, con el replaqueo a fuerzas para que todos se acuerden que ahí es la Grandeza de México; incrementando impuestos y habiendo permitido el desfalco del huachicol y hoy adquiriendo deuda y replicando más impuestos en víspera electoral ante el temor del favor de la sociedad en beneficio del nuevo cambio que implica el gremio progresista en la república. Ahí, en Guanajuato donde los panistas fingen demencia a propósito de su conveniencia política sin apelar a ninguna responsabilidad del legado que generaron y con el que lidia el presidente de la república, con aquella ostentación de que en la cuna de la independencia es primer lugar en homicidios, feminicidios, asesinato a policías, huachicol, moches y plataforma de corrupción. A pesar de estos actos de cinismo, egocentrismo, corrupción, desgobierno y abono a la decadencia que gestan los gobiernos del régimen bipartidista, Obrador sigue adelante, pero no sólo, sino con el favor de la gente, del pueblo. Y eso, sin la gracia de la institucionalización que ha tardado en consumar el partido del movimiento que provocó el consenso y la articulación de las mayorías en favor de un proyecto que hoy sigue en marcha. 


Obrador, es Presidente de la Vanguardia.

Erick Xavier Huerta S. 



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