EL GOBIERNO MATERIALISTA DEL PRI Y DEL PAN








EL GOBIERNO MATERIALISTA DEL PRI Y DEL PAN


Enrique Peña Nieto pronunció antes de asumir su presidencia: «podré olvidar el nombre de un autor, pero no olvido la pobreza y violencia que sufre México y la desesperanza que vive México». 
«Lo que no se me olvida es el estancamiento económico, el desempleo y la falta de oportunidades que se padece en nuestro país desde hace más de una década».

«Lo que no se me olvida es que más de cincuenta millones de mexicanos viven, lamentablemente en pobreza».


Gandhi planteó que el tema principal era responder la siguiente pregunta: ¿Aumenta el progreso moral en la misma proporción que el progreso material?

Un beneficio material no significa necesariamente un beneficio moral. Y nuestros gobiernos, en las últimas décadas y muchos gobernadores actuales siguen bajo la premisa que lo más importante para la gente es que reciba de parte del gobierno, un beneficio material. No le dan importancia al valor intangible de la cohesión, del tejido social. Es el funcionamiento del tejido social lo que logra que en los países de primer mundo y con menos índices de violencia y homicidios presuman esos estrados de armonía y paz social. 

Una cultura que sólo tiene objeto en la acumulación de riqueza deja de lado la plenitud y realización espiritual. ¿Dónde queda la trascendencia si sólo servimos para producir dinero?

No todo es superficial, mucho menos cuando hablamos de la materia de la buena gobernabilidad. 

Lo más importante en la existencia es el amor, y no lo puedes comprar, mucho menos recibir. El amor sólo puede recibirse y padecerse, dándolo.

¿Quién nos ha enseñado a dar amor?

En una reciente columna, publicada en milenio, Sophia Huett,—comisionada de la unidad de análisis y estrategia para la seguridad ciudadana del estado de Guanajuato, habla sobre el «consumo que asesina», misma política que ha sido ponderada por los gobiernos panistas, sobre todo en Guanajuato. Tal pugna de ponderación, en los últimos treinta años y enfatizada en los gobiernos federales panistas en México, acabó por fortalecer a los narcotraficantes mexicanos, haciéndose más ricos con el tratado de libre comercio, donde los norteamericanos se convirtieron en el principal consumidor de los productos de los carteles mexicanos. 

Sophia Huett acusa datos de la encuesta nacional de consumo de drogas, alcohol, y tabaco del período del 2016-2017, esto para señalar que la mayoría de consumidores de drogas, alcohol y tabaco, son jóvenes, que comienzan a consumir esto principalmente a partir de la edad promedio de los 17.8 años. 

Justamente el PAN gobierno desperdició al bono demográfico que poseía México, y esto se acabó de consumar con Enrique Peña Nieto, y el PRI gobierno. 

Sophia Huett alude en sus comentarios que existe una mala costumbre en creer que la prevención del consumo de drogas debe ocurrir en la escuela y es asunto del gobierno sin ser responsabilidad que inicia primero en el hogar. Pues habría entonces qué revisar los datos estadísticos del incremento de la violencia intrafamiliar y cómo esto está siendo factor de impulsar actitudes anti sociales, como la adicción a drogas, alcohol y tabaco. 

Si el gobierno no le quitara recursos a los ciudadanos, no tendría responsabilidad ni implicaciones y estaría en derecho de dejar tal responsiva a cada familia, como si la sociedad no existiera. Así, Sophia Huett intenta escribir lo que se observa en el comportamiento social bajo el espectro de paradigma político-económico que implica la oferta y la demanda, la mano invisible del mercado que aumenta el consumo de drogas, alcohol y tabaco, y que por la propia mano invisible del mercado, se dispara la violencia porque, al ser un acto ilegal, se disputan el monopolio de venta bajo la mano armada. 

Sophia Huett dice que los homicidios irán a la baja cuando el consumo de droga deje de ser una actividad rentable. Y echa culpa a que los familiares de los consumidores no abren los ojos ni asumen su responsabilidad, y son corresponsables de la violencia que habita en nuestra sociedad.

El estado, sin embargo, es representante de la tradición, cultura e información de la sociedad. El estado es una figura moral que debe velar y representar los valores sociales. Está ahí por valores universales, por la libertad, la justicia, la solidaridad, la fraternidad. 

La frustración puede orillar a dos caminos: a tratar de evadir la realidad, o bien, tratar de sentir un poco de poder y auto—afirmación por medio de la violencia, sobrepasando los derechos de los demás. Y todo ello, toda la violencia, es un exclamo por recibir amor. 

Todo aquel que no está dando amor, lo está pidiendo.

Sin embargo, el problema intrafamiliar, que orilla a muchos jóvenes a tomar actitudes anti sociales, a inmiscuirse en el crimen y a consumir drogas, alcohol y tabaco, es porque el entorno social y la tradición cultural han provocado eso. Es porque un padre de familia de pronto ya no tiene empleo, suma frustración, y el joven lidia con emociones negativas al interior de su universo en el hogar, y las emociones negativas se dispersan y comienzan a levantar actitudes violentas. Jóvenes que de pronto lidian en su familia con una terrible crisis económica, y no ven salida. Jóvenes que cuando lidian con la crisis sacrifican sus intenciones de estudiar una carrera universitaria y al no encontrar empleo, ven frustradas sus ilusiones, y poco a poco y cuando una a una de sus ilusiones se va desvaneciendo, no encuentran salida, se ven frustrados, lidian con emociones negativas y buscan dar salida al enojo, el coraje, la rabia y la frustración. 


No es fortuito que Guanajuato sea primer estado en la república en sumar homicidios y violencia durante los últimos años. Esto es producto de la realidad social que cobija a todos los individuos, una falta de sentido social, una falta de identidad, una falta de noción espiritual de fraternidad, de libertad, de justicia. El nihilismo que ocurre en Guanajuato afecta a todo el tejido social, por eso el amurallamiento y el enfrentamiento entre semejantes. 


El modelo implementado es el que no ha venido funcionando en México, ni en Guanajuato, y eso es producto de los gobiernos del PRI y del PAN, donde sus dirigentes siempre se ven vistos en presumir bienes materiales, más allá de toda espiritualidad que ocurre en el mundo, sin fanatismo, sin violar el estado laico. 

Y hablar de seguridad pública, es hablar de la espiritualidad pública. Toda religión habla de amor al prójimo. Toda religión habla de respeto. Toda religión habla de procuración hacia uno mismo y hacia los demás. Pero lo que ha imperado es la política del egoísmo y del poder sin amor. Y tanto ha sido así, que el jugoso negocio de las drogas, se disputa por homicidios y abuso de poder, al tanto que corrompieron las estructuras del estado e impusieron a narco políticos en las esferas del poder, y esa representación ha estado ahí comandando los destinos, tradición, información y valores de nuestra sociedad.

Es lamentable leer que el estado, representante de la sociedad, que es la sociedad, bajo palabras de una comisionada en seguridad pública, eche desde ese puesto culpa y responsabilidad a individuos y a familias.

Todos somos uno.

No estamos separados.

Yo, soy tú.

Tú, eres yo. Yo soy él, y él somos todos. 

Cuando comprendamos eso, despertaremos. 

La plenitud de un individuo, es la plenitud de la pareja, la plenitud de la pareja es la plenitud de la familia, y la plenitud de la familia es la plenitud de la sociedad.


Erick Xavier Huerta S. 



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