92 AÑOS «FESTEJO DE LA INCONGRUENCIA»


 




92 AÑOS «FESTEJO DE LA INCONGRUENCIA»

Primero lo fundaron bajo el nombre de Partido Nacional Revolucionario, luego fue el Partido de la Revolución Mexicana. A partir de 1946 serían el Partido Revolucionario Institucional. En 1988 sufrieron una crisis cuando se separó de ellos el gremio de la corriente democrática, que propició el surgimiento del partido de la revolución democrática.

Por supuesto, en aquella elección de 1988, el PRI de Salinas de Gortari tenía un aliado fundamental en el congreso de San Lázaro: Diego Fernández de Cevallos.

Siempre simularon ser oposición para controlar todo el poder.

Hasta el año 2000 vinieron gobernando ininterrumpidamente al tiempo en que se incrementaba la pobreza, la corrupción, la impunidad y la falta de democracia. A México le urgía un cambio para transitar a una incipiente democracia. Vicente Fox encauzó el tiempo de la esperanza de los mexicanos para acabar con el régimen hegemónico político (de más de siete décadas en el poder) del PRI en México (la dictadura perfecta); pero esta lucha ya había comenzado desde antes de la mano de Manuel Clouthier «el maquío» y Cuauhtémoc Cárdenas. El voto útil se hizo manifiesto de parte del PRD por unir esfuerzos al cambio en México, a favor del movimiento que encabezaba Fox.

Fox ganó, bajo el lema de que él no era como los priístas, que no era deshonesto ni mañoso, que podría ser tal vez grosero como le acusaba Francisco Labastida, pero que a los priístas no se les quitaría los corruptos.

Después de la decena trágica del PAN, el pueblo se hartó, y México pensó que sería mejor regresar al malo por conocido, al PRI, porque tal vez ellos traerían la paz que se perdió por el desastre y desorden que habitó en el país con la guerra frontal contra los señores del narco. Pero no sucedió.

Enrique Peña Nieto aludía a que no había estrategia para resolver el tema de inseguridad y violencia en el país, que había incrementado la pobreza, que el rumbo no era el adecuado y por eso México debía apostar a una nueva generación de priístas, a un nuevo PRI en vez de seguir apostando por el PAN. Sin embargo, el nuevo PRI resultó una masa de corruptos, decenas y decenas de gobernantes eran acusados de graves casos de corrupción, nepotismo, influyentismo, al tiempo en que la violencia crecía en espiral ascendente dejando a México en la lista que encabezaba la corrupción en el mundo y el lugar más peligroso para vivir, un lugar sin libertades. Vicente Fox pronto fue desconocido por los panistas por volcarse como el principal matraquero del PRI en el 2012. Enrique Peña Nieto regresó al PRI al poder de la mano del ex presidente de origen panista, Fox. Ricardo Anaya pronto aplaudiría todas las reformas de Enrique Peña Nieto pensando en que le regalarían el puesto de Presidente de la república en la elección de 2018. No obstante, Vicente Fox optó por apoyar ahora a Ricardo Anaya, por haber evaluado que Antonio Meade había quedado en tercer lugar de las preferencias según estudios de opinión pública. Ricardo Anaya pronto aprendería la escuela de Vicente Fox.

Hoy, Vicente Fox aplaude el contubernio manifiesto de lo que siempre existió y hartó a los mexicanos por la simulación y farsa que habitaba en la república en materia democrática. El movimiento de resistencia, con legitimidad para dar alternativa al país para

poder transitar a la incipiente democracia lo encauzó el liderazgo de López Obrador hasta comenzar su consumación en el año 2018.
Después de haber sido desenmascarados, Fox y sus aliados aplauden la unión del PRD, PRI y PAN en su programa «VA X MÉXICO».

Jesús Zambrano así ha resultado el máximo farsante del movimiento democrático de la izquierda mexicana que supuestamente había venido representando, máscara caída después de que fueron evidenciados (él y el otro Jesús Ortega) de entregarse a los intereses del panismo desde Felipe Calderón. Y por su parte, Ricardo Anaya guarda silencio ominoso al respecto de ello, al respecto de esa alianza del PAN con el PRI que tanto criticaban por corrupto e ineficaz, a modo de berrinche por no continuar el amasiato y el pacto de simulación democrática en la alternancia de poder en la república.

Ricardo Anaya, como presidente del PAN y después como candidato a la presidencia de la república, no se cansaba de gritar y de repetir que el PRI ya se iba, que habían acabado, que el pueblo no les quería. Al poco tiempo de esos pronunciamientos, el PAN ha resultado en declarar que quien verdaderamente necesita al PRI, son ellos, ese partido político, que en menos de dos años, olvidaron la corrupción que tanto señalaban bajo la presidencia de Enrique Peña Nieto (Casa Blanca, Odebrecht, Aristegui, OHL, Ayotzinapa, y más)

Alejandro Moreno, ahora alza la voz y hace ruido con matracas festejando las más de nueve décadas de existencia del PRI en México, en una coyuntura particular: su asociación explícita con el PAN (que acusaban de provocar desorden, de no saber goberar en el país), y con el PRD (el que surgió por buscar una democracia real y no simulada como había venido sucediendo en la simulación que provocaba el PRI controlando a todos los partidos de oposición a su antojo). Y ahora, como pasó en 2012 y en 2018, el PRI finge demencia al tiempo en que controla a sus nuevos satélites: PRD, PAN.

Vaya, PRIAN.



Erick Xavier Huerta 


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