Errada estrategia.
Errada estrategia.
Después de servir para el peor fracaso del PAN de los últimos treinta años, del PRD y de Movimiento Ciudadano, Ricardo Anaya optó por reaparecer en la vida pública a través de un “reality” que muestre que el que quiere ser presidente de México sabe escuchar a la gente. Lamentable ver cómo se equivoca totalmente Ricardo Anaya en una estrategia donde gasta dinero y tiempo a unos asesores que parece que los envió López Obrador para deliberadamente deshacer lo que resta de su imagen política.
Ricardo Anaya optó por no entrar a la arena política rumbo al 2024, y en cambio, sí hacer videos de reality show de su vida en un roadtrip de gira por el México real, el que desconoció desde que era candidato a la presidencia de la república.
Indudablemente disfruto su reality show, pero es una errada estrategia si quiere verdaderamente incidir, de forma seria en el debate político y público.
Es una terrible estrategia. Primero porque Anaya no tiene antecedentes de saber gobernar.
No ha gobernado ni un municipio, nada. No ha ganado ni una elección por mayoría relativa.
Todo lo ha tenido regalado. Fue diputado plurinominal en Querétaro del 2009 al 2011; y
luego fue otra vez diputado plurinominal del 2012 al 2015 donde aplaudía y fue parte del
amasiato y contubernio entre el PRI y el PAN, en el pacto por México de Enrique Peña Nieto.
Y ya, se apropió del PAN y hasta desconoció a Madero y se auto designó candidato a la
presidencia. Esa labor autoritaria y sin mérito por la obsesión de hacerse de la presidencia
de la república, le generó la antipatía de activos en el PRD, en el PAN y en Movimiento
Ciudadano. Y va en busca de lo mismo, pero se observa complicado. Primero, porque
ciertamente era un error de Ricardo Anaya entrar a la arena política cuando el Partido
Acción Nacional se alía con el supuesto archi—enemigo, el PRI. Supuestamente Ricardo
Anaya estaba enojado con el PRI después de aplaudirle todos los actos y reformas del
presidente priista, Enrique Peña Nieto, pensando de ante mano que le heredaría el puesto,
sin democracia, como están acostumbrados. Pero ahora, sin nada, quiere otra vez ser
candidato a la presidencia de la república. Pero no le entra de lleno ni a una labor
periodística. Es un montaje, con personajes a modo, donde supuestamente escucha lo que
es una realidad evidente para todos desde siempre. Muestra la vida cotidiana como si fuera
sorprendente, lo que nos deja observar la falta de nociones sobre el México que siempre
ha existido y del cual no sabía Ricardo Anaya.
El pronóstico es claro. Si Ricardo Anaya se volviera el candidato del PRIAN (un escenario muy complicado de resolverse, porque el PRI no lo dejará), perdería la elección. Si vuelve a ir con el PAN, perderá la elección (los números cuando fue candidato no le alcanzan ni para aspirar para volverlo a intentar, se le olvida que no es AMLO), porque el PRD ha desaparecido, ya no es nada; y movimiento ciudadano optó por hacerse a un lado, pues pierde más siendo aliados de los que no son aceptados por el pueblo. Miren Jalisco, mejor le fue a Enrique Alfaro solo con Movimiento Ciudadano, sin el PAN. O a Samuel García y compañía, les ha ido mejor en Nuevo León solos, sin el PAN, porque al PAN no lo quieren.
Se les olvida a los panistas que fruto de su triunfo con Fox, fue el voto útil y respaldo del PRD que sí tenía base social, pero que fue con objetivo de transitar a una era democrática y acabar con el régimen hegemónico del PRI. Lo que no contaba el pueblo era que el PAN traicionaría, y seguiría siendo fiel servil del PRI, como hoy a todas luces presumen.
Erick Xavier Huerta
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