Zamarripa: el polvo bajo la alfombra.




Guanajuato: 

democracia, dictadura y grandeza.

 

Zamarripa: el polvo bajo la alfombra.

El polvo bajo la alfombra, así han querido ocultar la suciedad que se padece en Guanajuato, los panistas. La secta que se adueñó de la entidad desde hace mucho tiempo no quiere mover a sus cuadros en el poder para nada, porque ellos mandan, porque ellos son los amos y señores que prometen votos, que aseguran votos, que controlan todo.

Controlan el congreso, controlan la justicia, controlan al ejecutivo.

Así, desde que el panismo ascendió desde Guanajuato a las esferas del poder, han corrompido todo, tanto que así dejaron el país después de su decena trágica haciendo y deshaciendo con todo el poder. Ahí están los documentos periodísticos y la propia historia. Desde Fox corrompieron la investidura presidencial, y con Calderón se desahució el estado de derecho. Después se pusieron a las órdenes del grupo Atlacomulco, ya con todo el país en contra, para no perder espacios de poder.

Desde Fox, y Calderón, echaron los panistas el país a perder. No hicieron nada de política y por tanto poco les duró el gusto de seguir arriba del PRI. Regresaron a su lugar con Peña Nieto. Pero lo que queremos decir, es que desde esos tiempos, el fiscal Carlos Zamarripa a estaba en el poder del PAN de Guanajuato, y Guanajuato no cuenta con grandes experiencias. Al tanto hay varios documentos y un libro que registran el sexenio de corrupción de Juan Manuel Oliva.

Y con Miguel Márquez Márquez ni hablamos. Márquez ya tenía a Guanajuato hundido en la violencia, con la cifra de primer lugar en homicidios dolosos en el país. No habitaba la democracia ni el estado de derecho. Al tanto, ni con el pétalo de una rosa los panistas le hacían crítica a Enrique Peña Nieto. Aplaudían sus reformas dentro del pacto, que cuando acabó quedaron como unos viles hipócritas, entre ellos el que quería ser presidente de la república: Ricardo Anaya.

Zamarripa cuenta con una promesa del PAN de estar en el cargo otra década, y ya sería un dictador más en la tradición de cualquiera que se hace prevalecer en el mismo cargo haciendo y deshaciendo a su antojo. Y eso es lo que pasa, que la dictadura perfecta encontró resguardo en su reducto, en Guanajuato.

La revelación del periodista Raúl Olmos, sobre la investigación que abrió la Unidad de Inteligencia Financiera contra Francisco Isidro González vinculado al fiscal del PAN en Guanajuato, no solo es pertinente y necesario, era una necesidad que había que haber comenzado desde hace mucho tiempo. Pues si no ocurre la transición a otro gobierno que no fuera de la camarilla de Fox, nunca se hubiera destapado la cloaca de corrupción que venía habitando en Guanajuato desde que Fox ya gobernaba la entidad.

Aquí no solo está en juego la seguridad pública, sino también la democracia. La sentencia de un mismo fiscal para cumplir en el puesto más de dos décadas de poder, no solo promete que la democracia está secuestrada y ni existe desde hace muchos años aquí; sino también que la corrupción es demasiado gigante, al tiempo que hemos visto que los

demás poderes no son contrapesos entre sí, sino comparsas viles y mezquinos haciendo jugosos negocios al amparo del poder para nunca perder el poder.

Había huachicol, un cartel encubierto en un municipio del corredor industrial y los panistas nunca supieron nada, ni en seguridad pública ni en la fiscalía. Estos mismos que siguen gozando al amparo del poder sus jugosos sueldos y dádivas, tampoco sabían de las centenas de fosas clandestinas que existían en la entidad. Y además ocultaban información.

¿El asunto es que por qué el PAN le asegura tanta permanencia y poder a Zamarripa si hay resultados oprobiosos? ¿Quién gobierna verdaderamente a la entidad? ¿Por qué son sumisos los diputados del PAN y el gobernador ante Zamarripa? ¿Qué sabe Zamarripa de Jesús Oviedo y su pandilla? ¿Qué sabe Zamarripa de Diego Sinhué y Miguel Márquez Márquez? ¿Quién controla los votos? ¿Quién controla el poder en Guanajuato?

Guanajuato presume tener las ciudades más violentas del mundo. Ocurre en Celaya, ocurre en Irapuato. Ocurre con la infamia en Salvatierra, lugar de masacres y fosas clandestinas donde sigue gobernando el PAN. O en Cortazar, donde también, sigue gobernando el PAN con un muy cuestionable grupo compacto de poder. El alcalde Ariel Corona dice que fue premiado con reelección—cuando no sabía de las fosas clandestinas en su tierra y que se lavó las manos cubriéndose de inocencia absoluta bajo el cobijo de Zamarripa a quien siempre ha reconocido desde San Lázaro cuando Corona era diputado federal.

Guanajuato es el bastión de mayor violencia en la república, abona a la violencia, a la desestabilidad, y también al PIB. ¿Será un PIB de narco estado? ¿Será un PIB presumido por narco políticos?

Todo apunta a que el gobernador no dejará que quede fuera Zamarripa del poder, porque con eso aseguran sus elecciones en el 2024, con los que pueden mangonear, comprar, manipular.

La destitución de Zamarripa implica destituir en consecuencia al secretario de seguridad pública, Alvar Cabeza de Vaca y a la vocera de Diego Sinhué, Sophia Huett (colaboradora del mismísimo Génaro García Luna en tiempos de Calderón en plena guerra contra el narcotráfico).

Sinhué sigue firme, pintando de grandeza a la entidad, echando polvo bajo la alfombra, toda la suciedad que quede ahí para que nadie señale, para que nadie diga nada en contra de su amigo, camarada y comparsa: Carlos Zamarripa.

Erick Xavier Huerta S.

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