Reforma Eléctrica: «LA SEGURIDAD DE MÉXICO EN JUEGO»

Reforma Eléctrica: «LA SEGURIDAD DE MÉXICO EN JUEGO»



Hoy lo que se debate en México nada más y menos, es la recuperación de la soberanía y eso implica soberanía energética, se trata de la seguridad nacional y de asegurar el futuro como nación de México.

Estamos en la época de la transición energética en el mundo, al tiempo en momentos en que gobernaba Peña Nieto, el gobierno norteamericano se dio a la tarea de construir una reforma a modo para convenir a los intereses de la soberanía norteamericana, bajo el asedio y control de su país vecino hundido en la violencia. Ahora, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha emprendido una embestida para dar marcha atrás a esa reforma y recuperar la rectoría del Estado en materia eléctrica. Y es que en este período de transición el mineral estratégico para lograrlo se concentra en la explotación del litio.

El litio, nada más y menos es la batería principal para suministrar el abastecimiento de los carros eléctricos, misma misiva que ya ponderó el presidente Biden a brevedad para reemplazar a los autos convencionales. Indudablemente, Biden contaba con México para suministrar de litio a toda su empresa en esta transición energética y así asegurar su soberanía, a costa de otros, como suelen hacer. Si México, hubiese dejado seguir marchando la reforma de Peña Nieto, dejaría a la nación en riesgo con su futuro por hacer depender toda su energía de empresas extranjeras, cosa que atentaría a la brevedad con la soberanía del país. El asunto no es menor, pues se trata también de que México pueda recuperar su liderazgo en el continente y sobre todo a nivel Latinoamérica.

Ya estaba todo montado para hacer perecer a CFE, con los contratos a modo para sociedades de autoabastecimiento que no pagaban derechos de transmisión, saturaban las líneas y si hacían negocios a expensas del servicio público que deben gozar todos los mexicanos, y eso aún más con el costo que tenía que cargar el Estado en una visión de largo plazo que les haría entrar en una tremenda crisis.

La soberanía energética es la que sustenta la soberanía como nación, para que sin depender de nadie pueda continuar un proceso interno de auto desarrollo y sustentabilidad; de lo contrario, pues habría que preguntarnos, ¿Qué es México? ¿Qué somos? ¿Qué queremos construir? Aquí está la clave para comprender que esta decisión se basa en un pensamiento como nación, para seguir edificando una república con visión a largo plazo.

Es claro que el proceso neoliberal de Peña Nieto y su camarilla iba en sentido pleno de entregar la soberanía nacional a manos de extranjeros, para que el “mercado” distribuyera ahora de manera eficiente el bien y recurso energético. Hay asuntos que son derechos inalienables y no mercancías, y depende del derecho a la energía la vida de una nación y su consecuente desarrollo en materia de salud, vivienda y educación.

Hoy, todas las potencias del mundo, Norteamérica, Europa, buscan asegurar a largo plazo su soberanía energética. Han buscado siempre ver quién controla el petróleo y lograr sustentar su soberanía, nacionalizando el tema eléctrico porque eso es la esencia de cualquier país del mundo.

México hoy requiere consolidar la victoria en el ejercicio de su autarquía energética, para el presente y para el futuro de las siguientes generaciones en la vida pública de nuestra república.

Erick Xavier Huerta S.

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