DOLOR, ALIVIO Y MUERTE.






DOLOR, ALIVIO Y MUERTE.

Palabras Libres 

Por Ara Morales  


La amapola sembrada en los estados mexicanos de Sinaloa, Michoacán y Guerrero tarda entre cuatro y cinco meses para ser cortada y obtener la goma o el opio con el que se produce la heroína. Desde el 2020 la demanda ha disminuido, el kilo de opio pasó de valer 25 mil pesos, a solo 4 mil pesos. A los cosechadores se les esfumaron sus ganancias, la razón es que las drogas sintéticas han acaparado el mercado. Una de esas drogas es el fentanilo, un opioide sintético que es barato, fácil de producir en laboratorios clandestinos y letal al consumo. 

El fentanilo es el responsable de la muerte, de al menos, 430 mil norteamericanos, en los últimos 10 años. Cifras actualizadas en México no las tenemos, la última encuesta nacional de consumo de drogas, alcohol y tabaco se llevó a cabo hace cinco años en 2017, y hasta la fecha no hay no hay investigación ni encuestas, a pesar de la crisis de drogadicción y violencia.


¿Cuál es el origen del fentanilo? En 1953 la compañía farmacéutica “Jannsen”, asentada en Bélgica, fundada por el doctor Paul Janssen, él y su equipo buscaban sintetizar una sustancia equivalente a la morfina, que fuera menos peligrosa por sus efectos colaterales, y que su fabricación fuera más sencilla. La morfina, que era considerada la mejor para el tratamiento del dolor, se extrae del opio y debe su nombre al dios griego Morfeo, la deidad del sueño. 


Todos los derivados del opio o sus análogos sintéticos tienen acción narcótica, y en dosis excesivas son a menudo mortales, porque deprimen el centro de la respiración. Se sabe que los efectos de estos compuestos actúan en el Sistema Nervioso Central, dada su similitud con unas sustancias propias del cerebro llamadas endorfinas, que son una de las varias sustancias que elabora el cuerpo que pueden aliviar el dolor y dar sensación de bienestar.


Así, tanto la morfina como sus derivados y similares se ligan a esos sitios para disminuir en forma significativa la percepción del dolor, provenga de dónde provenga: heridas físicas, dolor mental y emocional.

Janssen y su equipo comprendieron que la clave para la sustancia que intentaban fabricar se relacionaba con su capacidad para llegar al cerebro. Si conseguían que una nueva fórmula alcanzara el Sistema Nervioso Central más rápido, y se ligara a los sitios donde se registra el dolor, obtendrían el éxito… y grandes ganancias económicas. 

Para armar esa nueva sustancia se basaron en la química básica: como el cerebro está protegido por una especie de muro, llamada barrera hematoencefálica que está compuesta fundamentalmente por grasas, y dado que las sustancias se disuelven en lo que es parecido a ellas (las grasas se disuelven en grasas, los líquidos acuosos y las sales en agua), tenían que conseguir una sustancia con afinidad a las grasas que se disolviera con facilidad en ellas. 

En los 9 años siguientes, Janssen y sus colaboradores sintetizaron más de una docena de compuestos de esas características, hasta que en diciembre de 1960 dieron en el blanco:  la sustancia que estaban buscando había sido creada y la bautizaron fentanilo. La droga demostró ser entre 50 y 100 veces más potente que la morfina, su acción comenzaba en minutos luego de ser suministrada, y su fabricación era relativamente sencilla. 

Con el tiempo se diseñaron derivados del fentanilo para ser usados por administración oral, poniéndola bajo la lengua, aspirándola en aerosoles y hasta en forma de parches aplicados sobre la piel. El éxito fue rotundo y continúa hasta ahora.

Luego de su síntesis, el uso del fentanilo con fines terapéuticos se generalizó en Europa, mientras que en los Estados Unidos debió esperar hasta 1972 cuando la Administración Nacional de Medicamentos y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés), luego de arduas gestiones empresariales del propio Janssen, la aprobó en forma definitiva. 

Poco tiempo después se registraron las primeras muertes por sobredosis, debido al mal uso terapéutico, ya que se recetaba de manera desproporcionada para su consumo como droga lícita. No era sorprendente, la adicción al opio y los estragos de su consumo en China eran conocidos desde el siglo XIX, y el uso de sus derivados como la morfina y la heroína (un compuesto elaborado a partir de ella), configuraban en esos tiempos un grave problema de salud pública.  

Las mismas cualidades que hicieron del fentanilo la elección terapéutica contra el dolor, ya que es uno de los opioides más recetados de manera legal a nivel mundial, permitió su uso ilícito al recetarse sin control. Su fabricación es relativamente sencilla a un costo de 37 mil dólares en promedio, con un kilo de fentanilo se producen hasta un 1 millón de pastillas, y se pueden obtener  ganancias de hasta 20 millones de dólares.   

El doctor Theodore Stanley escribió el libro, “La Historia del Fentanilo”, explica que “desde 1979 varios laboratorios clandestinos han estado produciendo y vendiendo fentanilo y sustancias parecidas. En los últimos años, el incremento en muertes por sobredosis de fentanilo en los Estados Unidos, Canadá y la frontera norte de México, ha sido atribuido a estas versiones ilícitas producidas en estos laboratorios”.

En las calles de Estados Unidos se ha encontrado fentanilo mezclado con otras sustancias, lo que abarata su costo, pero los adictos no saben en realidad qué están consumiendo. El equipo de Mark Lysyshyn, profesor de la Universidad de British Columbia, analizó entre julio de 2016 y marzo de 2017, más de mil muestras de droga consumida por usuarios, casi 8 de cada 10 contenían fentanilo, mezclado con otras sustancias como heroína, metanfetaminas y cocaína.

México pasó de ser un sitio de paso y tránsito de fentanilo a Estados Unidos y Canadá, para convertirse en productor del mortal opioide. Actualmente el fentanilo es producido en México por el cártel de Sinaloa, y Jalisco Nueva Generación con precursores químicos (un precursor químico es una sustancia indispensable o necesaria para producir otra mediante los compuestos químicos que constituyen una primera etapa en un proceso químico y que actúan como sustrato en las etapas posteriores)  provenientes de China, que llegan a los puertos de Manzanillo, Colima, y Lázaro Cárdenas, Michoacán.  

El Instituto Nacional de Abuso de Drogas en Estados Unidos, afirma que el uso de opioides sintéticos e ilegales provocó miles de muertes por sobredosis: en 2010 fue del 14.3%, en 2017 llegó al 59.8%, en 2019 y 2020 el incrementó nacional fue de 28.9%. En 2021 debido a la pandemia se tuvo un incremento significativo en las muertes por sobredosis, principalmente por el aislamiento social, y la depresión por la pérdida del empleo fue la segunda causa. Las cifras son de miedo, al día se registran por lo menos siete muertes por sobredosis.

Es importante señalar que existe un antídoto contra la sobredosis de fentanilo y otros opioides: la naloxona que actualmente tiene un costo de 900 pesos, para contrarrestar los efectos mortales de una dosis de fentanilo, que cuesta 50 pesos. Si es administrada a tiempo, esta droga revierte rápidamente los efectos de una sobredosis de opioides. Puede restablecer en 2 a 3 minutos la respiración de una persona cuya respiración disminuyó, o hasta se detuvo, como resultado de una sobredosis de opioides, según los Centros De Control contra las Drogas en Estados Unidos. 

Es un hecho irrefutable que México ya es un país de consumo de drogas ilegales, la oferta se multiplica y está cada vez más cerca de los niños y los adolescentes, quienes empiezan a experimentar con ellas incluso, desde los 8 años. Es sorprendente pero cierto, las adicciones principalmente con bebidas alcohólicas y cigarro, de acuerdo con un estudio de alumnos y profesores de la Universidad de Guanajuato, son incentivadas por los tíos y padres de los niños.

Pero hay algo peor, las drogas como el fentanilo, también llamado popularmente como: M-30, China Town, China White, Apache, Dance Fever, Friend, Goodfellas, Jack Pot y Tango & Cash, son distribuidas y vendidas bajo una apariencia no peligrosa como dulces, juguetes, jabones, talcos, gotas, inhaladores, lo que permite llegar sin mayor dificultad a niños y jóvenes en edad escolar. Su adicción es muy rápida, debido a sus efectos, ya que es mas potente que la heroína y cocaína.

El uso y abuso de sustancias adictivas constituyen un fenómeno complejo que tiene consecuencias adversas en la salud individual, en la integración familiar, y en el desarrollo social. Este problema se ha convertido en un reto a nivel mundial. Según la Secretaría de Seguridad Pública Estatal, “se estima que un 10% de la población de Guanajuato, consume algún tipo de droga ilegal”. 

De acuerdo con cifras del INEGI, existen 6millones 167mil guanajuatenses, el 10% representa 616,700 personas adictas, “cada uno de ellos gasta en promedio 100 pesos diarios en adquirir la sustancia a la que son adictos”, estamos hablando de un mercado de consumo y venta diaria, de 61 millones 670 mil pesos, al año serían 22 mil 509 millones de pesos. En contraste, para combatir las adicciones, el Gobierno de Guanajuato gasta desde el año 2018, 50 millones de pesos anuales, en un programa inconsistente llamado “Planet Youth”. Frente al mercado de las drogas, representa un gasto insignificante del 0.002% diario

El daño que está causando el consumo de drogas en el Estado de Guanajuato, es preocupante, y no se percibe un trabajo coordinado de las dependencias municipales, estatales y federales  para acercar a los jóvenes al deporte, el estudio, la salud, la atención psicológica,  el trabajo, la cultura y las artes, ya que se ha confirmado que son los antídotos contra las adicciones. Sin embargo, los presupuestos anualmente fluyen hacia las dependencias municipales y estatales para los efectos criminales que produce la producción, la comercialización y el consumo de drogas, pero no para las causas que permiten las adicciones.


“Planet Youth” es un programa para combatir las adicciones provocadas por el consumo de alcohol y tabaco, que se puso en marcha en el año 1999 en Islandia, sus logros fueron sustanciales debido a que involucraban a maestros, funcionarios públicos, investigadores, entrenadores, vecinos, artistas, deportistas, es decir, involucraron a toda la sociedad en la atención personalizada, o individualizada, utilizando todos sus recursos económicos, sociales, artísticos, deportivos, legales, de salud emocional, física, mental, logrando que los jóvenes, principales consumidores de alcohol y tabaco, lograran incorporarse a una vida saludable en todos los aspectos. El programa es permanente, y exitoso en su propio contexto.

Guanajuato atraviesa por una crisis de adicciones, que han rebasado a las instituciones, y van mas allá, del alcohol y el tabaco, se trata de drogas altamente adictivas que destruyen la mente, el cuerpo, la voluntad, las relaciones sociales, laborales,  la familia, y desde luego la economía, generando un grave problema de violencia y delincuencia que impacta todos los ámbitos sociales. Celaya vive esa negra historia.



HASTA EL FINAL.

Según las cifras de la Secretaría de Seguridad Pública Estatal, el 10% de la población de Guanajuato consume algún tipo de droga dura y gasta al menos 100 pesos diarios en adquirir la sustancia a la que son adictos, Celaya tiene una población aproximada de 530 mil habitantes, eso significaría que 53 mil celayenses están inmersos en un mercado de compra-venta por 5 millones 300 mil de pesos diarios. Lo que representa un negocio ilegal anual por 1 mil 935 millones de pesos, un 80% del presupuesto municipal  anual que es de 2 mil 300 millones. El mercado de las drogas, y sus consecuencias, a estas alturas, va mas allá de publicidad de las frágiles bondades del programa “Planet Youth”, y muchos más policías.


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