MORENA LA CRISIS DEL PODER.



MORENA LA CRISIS DEL PODER.

José Luis Ramírez


La construcción de la democracia es una permanente tarea ciudadana, y no es patrimonio, ni mucho menos monopolio de un puñado de personajes. No, la democracia es una construcción social, donde participan todos, derechas e izquierdas, buenos y malos, conservadores y liberales. Lo que determina el proceso, es la verdadera participación ciudadana para que el ejercicio del poder político no sea privilegio de una élite, una casta, o un segmento del pueblo. La democracia es la búsqueda del equilibrio social.

Nuestro país, ha tenido en el siglo XXI tres momentos políticos que han modelado conductas radicales en la sociedad, y son un punto de partida para analizar lo que está ocurriendo. Desde luego, los elementos de contexto han ayudado, sobre todo, los de comunicación tecnológica. Así irrumpimos en el 2000 con el triunfo del Partido acción nacional sobre el PRI, hablamos de 16 millones de ciudadanos que rompieron con la hegemonía del PRI durante 71 años, detrás de ese triunfo venia otra suma de ciudadanos agrupados en la Alianza por México (PRD), que obtuvo poco mas de seis millones de votos, a la cabeza se encontraba Cuauhtémoc Cárdenas. 

En el 2006, vuelve a ganar el Pan con 15 millones de ciudadanos (un millón menos), y le sigue en orden numérico el PRD con 14.7 millones de votos (8.6 millones mas), al frente se encontraba Andrés Manuel López Obrador, en alianza con el PT y MC, la diferencia es mínima, y se presume fraude electoral;  en el 2012, hay un gran fenómeno político, regresa el PRI con una votación extraordinaria que remonta de 9 millones de la última elección, a 19.1 millones de votos (10.1 millones mas), le sigue la figura que ya se ha convertido en una referencia imprescindible, AMLO (con el Movimiento progresista: MC, PT y PRD) con 15.8 millones de votos, una diferencia de 1 millón  más de votos con relación a la elección pasada.

El gran salto social, en esta línea de posicionamiento político de los ciudadanos mexicanos, se da en la elección del 2018, AMLO, gana la presidencia con 30.1 millones de electores en alianza con el PT, y el PES, son 14.5 millones mas que la elección anterior, y 24 millones mas en relación al año 2000.  La primera pregunta obligada sobre este salto electoral es: ¿los mexicanos cambiaron del evangelio panista, al priista, y luego al marxiista o comunista? 

¡Desde luego qué no! Es una soberana necedad, etiquetar un proceso social con un distintivo ideológico, sobre todo cuando en esencia, nunca fue manifestado en campañas, y la identificación política era debatida entre el PRD y el movimiento político surgido de sus entrañas, Morena. Si no somos capaces de distinguir la calle Hidalgo, con el municipio de Dolores Hidalgo, y mucho menos saber quién era el personaje en cuestión, me pregunto si podemos analizar la concurrencia de hechos sociales bajo referentes no solo históricos, sino económicos y filosóficos.

Estos grandes saltos electorales, de los últimos 18 años, se dan en el PAN, pero también en el PRI, y luego en Morena, esto nos lleva a otra pregunta: ¿los votantes están buscando en conciencia una ubicación política, ideológica y económica, o solo reaccionan en función de los resultados de administración y gobierno de los partidos que llegan al poder? Todo parece indicar que estamos ante grandes oleadas electorales en busca de tierra firme. Es decir, de principios básicos de gobierno y administración.

Creo que en eso estriba el éxito de AMLO, su discurso y acciones están enfocadas a solucionar problemas del diario vivir del pueblo, y apuntalar los ejes de políticas públicas que volteen a ver en principio a lo que llama “los pobres”. Su discurso casi evangélico, necesariamente tiene que pasar por el filtro de la moralidad, y la ética política de los servidores públicos. Eso desde luego, es una tarea casi imposible, pero aplaudible. Lo que hizo el Pan, no fue menos, rompió con una inercia de poder absoluto de 71 años del PRI, pero no logró avanzar porque mantuvo intactas las estructuras del sistema político, y no enfrentó a los grupos de poder económico, la fuerza popular que lo llevó al triunfo no tuvo eco, y se fue diluyendo, e incorporándose nuevamente al gran asalto del 2012 del PRI.

Sería muy ingenuo, hacer una lectura lineal, de lo que menciono, desde luego que cada elección presidencial reúne y resume en cada partido los intereses mas controvertidos, y son la plataforma de su despegue, pero dejar de lado la marea humana electoral, es una gran tontería, que precisamente, a la vuelta de seis años, los abandona en espera de mejor suerte. No hay que inventar tempestades donde solo hay lluvias de temporal.

El crecimiento electoral de Morena, teniendo como eje la conducta moral y ética de Andrés Manuel, puede ser manipulada, trastocada, utilizada, y reemplazada con las viejas prácticas de acumulación de poder de grupos, de “lideres”, de inversionistas, pero son temporales, porque si algo tienen claro y rechazan los electores, son las prácticas corruptas, a los partidos políticos los considera como lo mas corrupto del país, y vaya que tenemos otros tumores fétidos. 

El 28 de agosto del 2019 desde Palacio nacional, Andrés Manuel, dio un breve discurso sobre el gobierno, el poder y su partido político, era un momento en que se perfilaba el cuadro sinóptico de su gobierno, y sabía que su única fortaleza era la autoridad moral y política que lo acompañó durante los últimos 20 años, dijo: “el gobierno no va a intervenir en las elecciones en Morena ni en ningún partido… Los servidores públicos que participen van a tener que renunciar, tiene que ver con nuestras convicciones, con nuestros principios”. En esa brevedad discursiva, afirmó: “lo que acaba a los partidos es el pragmatismo, la falta de ideales, la falta de principios, tratar de buscar triunfar a toda costa sin escrúpulos morales de ninguna índole”. 

El movimiento social que llevó a AMLO al gobierno de la república no parte del año 2000, y no es en esencia, un asunto patrimonial de sectas o cofradías. es el deseo genuino y natural de un pueblo que busca su bienestar, que ha dejado en cada página de su historia, líneas de desolación y sangre, de esperanzas truncadas y luego vueltas a encender. Morena, es una suma de ciudadanos abriéndole camino a la democracia, y no debe ser una masa humana conducida por el rencor y la infamia de unos cuantos “iluminados” para favorecer sus intereses personales, y de grupo. 

Los triunfos electorales, son eso: electorales, no compran la corona imperial, ni heredan para siempre el poder, son gobiernos a prueba por seis, doce o 71 años, que pueden derrumbarse como le ocurrió al PRI o al PAN. La advertencia de AMLO, es correcta, sin ideales, sin principios, los “lideres” y gobernantes destruyen a sus organizaciones. Este ejercicio de representación que está por realizarse para elegir a su Consejo Nacional, que a su vez elegirá, a los Congresistas para renovar su dirigencia nacional, ha sido una vulgar copia de los añejos procesos internos de la partidocracia.

Si usted tiene oportunidad, revise las listas de candidatos a consejeros, destacan servidores públicos que están peleando con uñas, dientes, despensas y dinero su lugar en el Consejo. No solo han pasado por encima, la recomendación moral presidencial, sino sus PRINCIPIOS DEMOCRATICOS señalados en sus estatutos. 

Tenemos en Guanajuato, a servidores públicos enlistados, cito algunos, como Ricardo Sheffield, Magdalena Rosales, Ernesto Prieto, Emanuel Reyes; de la legión “extranjera” radicada en Guanajuato destacan: la sonorense y diputada plurinominal,  Hades Aguilar; la michoacana y diputada plurinominal, Edith Moreno; la jaliciense y diputada plurinominal, Alma Alcaraz; la México-americana, la senadora suplente, Antares Vázquez, y una larga lista de personajes variopintos. Y claro, están nutridas las listas de las “corcholatitas”, de aguerridos clientes de insumos alimenticios -despensas- con cargo al Congreso estatal, o a los Ayuntamientos y mas.

AMLO  señaló que no se debe “buscar el poder por el poder”, y la pregunta es simple, ¿qué motiva a estos servidores públicos a poner en entredicho el discurso ético del presidente? Y algunos van más allá, como fue el caso del exmilitante del Pan, empleado del PRD, candidato independiente, militante de morena, y funcionario de Profeco, Daniel Nieto, quien inauguró la oficina de Profeco en Celaya, días antes de la elección, y en el colmo del cinismo, luego la publicitó con su logo personal, y con los colores de morena, utilizando como decorado a funcionarios municipales para trasmitir el mensaje de un logro personal, e impactar para ser elegido consejero. Es decir, su ambición de poder, lo llevo a tratar de enmascarar el uso de recursos públicos para su promoción personal. Este es un ejemplo de vulgaridad, de conciencia rupestre, que seguramente será premiado por otros del mismo talante.

Este tipo de conductas, de cierto, no son el fin del ideal democrático, ni tampoco es la tumba de procesos sociales, pero si afectan la confianza ciudadana, y retrasan el movimiento social, pero con ellos o sin ellos, me refiero a estos últimos, la toma de conciencia social va madurando, y la participación ciudadana tiende a ser observante, critica y demoledora en el momento electoral. Los servidores públicos de Morena en Guanajuato tienen mucho que aprender y hacer, en primer lugar, convertirse en ciudadanos respetables, y luego en lideres políticos. 

El 25 de diciembre del año pasado, en una ríspida entrevista del gobernador Diego Sinhue, con Arnoldo Cuellar, dijo: “Morena no es una oposición real… necesitamos tener opositores de calidad, no hablo de esa oposición de dimes y diretes, Guanajuato merece tener una oposición fuerte”. “Morena son tribus que se dedican más tiempo a dirimir sus controversias”. Y remató, “la gente NO nos ha elegido por ser los mejores, sino por ser los menos peores, no hay opciones”. NO HAY OPCIONES… lo reescribo con mayúsculas.

Cuando tenemos una radiografía crítica y autocritica desde el poder, en uno de los lugares del país donde desayunamos, comemos y cenamos con la nota roja frente a nuestros ojos, los ciudadanos necesitamos exigir y construir partidos fuertes, partidos responsables, que defiendan y debatan el mejor destino de nuestras vidas y patrimonio, y claro está, cerrándoles el paso a quienes engañan, roban y mienten. Guanajuato, Celaya, León, Irapuato, Salamanca, y el resto de los municipios necesitan gobiernos fuertes, organizados, honestos, no simuladores, ni depredadores. Así de fácil, la tarea sigue pendiente.

Revolcadero. 

Para más información consulte su hemeroteca favorita, se llevará sorpresas, o permítame recomendarle alguna.


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