NO MATARÁS

 

NO MATARÁS

Muchas veces solo con pensarlo, hemos faltado. “Ojalá se muriera, ojalá lo maten”—son pensamientos destructivos que ya incurren en el error. No hay que incurrir en el acto físico para lastimar la mente.

    Jesús de Nazareth dijo El que le dice “idiota” a su hermano, merece que lo lleven al juzgado. Y el que maldiga a una persona, merece ir a parar a las llamas del infierno.

Y es que en la mente percibimos el universo mundo, el espacio, las estrellas, nuestra atmósfera de vida, eso nos impacta pero también impactamos eso, construyendo el sentido que eso tiene para nuestras vidas. Tenemos la capacidad auto reflexiva para ponderar y construir el significado que da sentido y proporción a cada uno de nuestros actos en la vida cotidiana.

En nuestro mundo el principal problema de la civilización, es la violencia, la falta de paz. ¿Qué pasa? Tenemos “modernidad”, aunque una gran desigualdad. Pero, personas con celulares, autos, agua, comida, vestido, marcas, calles, avenidas, relojes, i mac, i watch, spotify, audífonos, lentes ray-ban, con poder económico, político y social, incurren en la violencia. Hay una violencia socialmente aceptada, pequeños comentarios de agresión.

La violencia enferma a quien lo provoca y a quien es vulnerable. La violencia enferma.

Jesús dijo: “Guarda tu espada, porque el que a hirerro mata, a hierro muere”.

Un principio bíblico es «no matar». En Génesis de la biblia, es dicho que el que derrame sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada, porque a imagen de Dios hizo él al hombre. En éxodo 21:12, fue dicho que el que hiera de muerte a otro, ciertamente morirá.

Pensar cometer violencia es haberse equivocado ya en el corazón.

La violencia busca anular, por algo, por obtener, por buscar tener, por la fuerza, algo.

El control, el poder externo, la materialidad, el control material del símbolo del poder, el dinero. Así, ese símbolo puede dar paso a obtener un reconocimiento, sin amor, conllevará al camino de la eterna frustración, porque nunca es suficiente.

Hay una gran falta de educación en el mundo, en nuestro país, en las comunidades. Una gran falta de amor, aunque nuestros políticos ostentan con mentiras pintar una realidad ficticia que no trabajan, ni representan ni enfrentan con dignidad. Ignoran lo que no les conviene, apuntan a lo que solo les beneficia sortear navegar por el rumbo del poder público mientras se los permita la vida.

Conversaba con una señora sobre su percepción de los últimos alcaldes que han pasado por su municipio. Me comentaba que era lamentable la forma de comunicarse con el pueblo de tal autoridad porque ella dice, la autoridad debe tener una voz.

En efecto, es importante escuchar voces que despierten la conciencia, más en los ámbitos que nos representan, porque son ejes de articulación para el tejido social, de ahí una gran importancia del lenguaje, que es colaboración, que teje y unifica con la comunicación el sentido y significado de hacer comunidad. Pero, ¿cuál ha sido el mensaje del sistema occidental? Se han concentrado en ponderar solo el dinero como eje articulador del sistema asipracionista y motivador del esfuerzo social en nuestros pueblos.

Y en efecto, la vida material es importante, pero debe tener sentido.

Es alarmante la cifra de suicidios en países de primer mundo que gozan de toda la materialidad, de techo, servicios básicos, agua potable, alimento y de pronto hay millones de personas que no encuentran significado en la existencia.

Lamentablemente la clase política se ha concentrado en buscar tener reconocimiento, comprar conciencias y en la hipocresía los movilizadores de masas siguen el juego hasta que les convengan los beneficios o hasta donde puedan, porque también es temporal el favor de las masas.

A pesar de la colonización de extranjeros sobre las Américas, tal fundación Cristiana de la nueva civilización cuyos colonizadores en nuestro país eran los españoles, vino la guerra de independencia con bandera de nuestra santísima madre la virgen de Guadalupe. Vino la guerra contra los abusos de la iglesia en nuestro país, la guerra cristera, la guerra de reforma y también vino la revolución mexicana. Vino la guerra por el poder político.

Nunca ha habitado la paz entre nuestros dirigentes en el país y en comunidades; siguen los asesinatos políticos, a candidatos, representantes, alcaldes, gobernadores y demás. Es uno de los grandes países católicos y habita una gran violencia. Bueno, que hasta supuestos líderes poderosos religiosos han incurrido en infamias y actos atroces.

Puede ser el sufrimiento. Vivimos en la cultura del sufrimiento, perder nos frustra, perderlo todo, y siempre volver a perder, lo que conduce a estar aferrado a buscar el control, de ganar por la fuerza, de ganar lo que dice que se merece el dinero, el poder adquisitivo, a pesar de la inflación, la depresión.

Es la cultura de centrar atención sobre los errores y no sobre los aciertos, la cultura severa que no perdona, que no justifica, que reprime, que ahorca, que oprime, que reprime. Sufrimiento es sentido de carencia y vacío. El reconocimiento se obtiene si se obtiene lo que busca controlar el imaginario colectivo, el estereotipo marcado por la dominación cultural, eso marca frustraciones y acciones violentas por quienes no pueden ser aquello que no son y nunca serán.

¿Por qué buscar ser lo que no se es?

Esta es la cultura de la hegemonía occidental.

No obtener lo que se espera del mundo genera violencia, por tanto el que se anula así mismo, no puede esperar más del mundo, no vale la pena estar aquí; así el que anula a Dios y a todo semejante, no puede esperar más de ellos. Esta cultura fundamenta el ejercicio del Estado para anular por la fuerza a quien no cumple el respeto y transgrede la paz social.

Hoy, ante la amenaza del crimen sobre nuestros pueblos y sociedades es fundamental crear una nueva cultura, de concepción, de significado que dé verdadero sentido y proporción a nuestra vida comunitaria, a nuestra misión de construir sociedad, civilización, mundo, humanidad.

Erick Xavier Huerta