RESISTENCIA COLOMBIANA

RESISTENCIA COLOMBIANA









En una atmósfera de esperanza, de cambio, de alternativa, la gente pide justicia, pide progreso, pide desarrollo. Al tiempo, el nuevo Presidente de la República de Colombia, Gustavo Petro está inmerso en una crispada sociedad.

Once millones de colombianos le habrían dado el triunfo, en la segunda vuelta, a quien hoy ostenta el cargo de presidente de Colombia. 

La gente pide que gobierne para los cincuenta millones de Colombianos, no solo para una fracción. Ante la división social, ante la polarización, la gente sigue protestando en las calles. Es el caso de Manuel Ospina Contreras  y Carlos Trujillo, quienes se han convertido en la voz de Colombianos que exigen, frente a la embajada norteamericana, paren los abusos de las trasnacionales contra los trabajadores del país.

Desde hace doce años están en pie de lucha señalando atropellos y abusos de trasnacionales, se denominan así mismos “la resistencia”. Muchos de estos atropellos los atribuyen al tratado de libre comercio que se firmó entre Colombia y los Estados Unidos de Norteamérica. Ellos demandan, ante el nuevo gobierno que encabeza Petro, haya diálogo social y acuerdo social para evitar más impunidad y agravio al pueblo Colombiano. 

Al parecer, el Presidente Petro ha sabido salvar esta situación por su propia palabra pero sin concretar nada a través de quienes representan las titularidades del gabinete en el nuevo gobierno Colombiano que no ha consumado ni siquiera su primer año de ejercicio desde que entrara en vigor al ganar la segunda vuelta electoral en Colombia. 

Ospina enfatizó en conversación con nosotros, muchos de los mismos abusos que hemos padecido en México, explotación de parte de trasnacionales a nuestros recursos como minerales, petróleo, oro y plata. Ospina subrayó además una cultura enferma de sufrimiento, que ha impactado en la salud de los Colombianos.

Ospina y Trujillo exigen que la cancillería defienda los derechos de los Colombianos, y no se convierta en otro socio más de los intereses económicos de Norteamérica. Ospina además argumenta que son las empresas de Norteamérica que viola a diestra y siniestra todos los derechos de los trabajadores en Colombia. Esta situación sería, como en México, factor clave para buscar una nueva alternativa en el gobierno que por fin diera justicia social al pueblo Colombiano. 

Nuestros pueblos latinoamericanos comparten idiosincrasia, historia, mística, sentido y significado. Hablamos la misma lengua y hemos padecido prácticamente los mismos abusos. Hoy miramos de igual forma una resonancia significativa en las dinámicas político-sociales de los pueblos latinoamericanos en busca de gobiernos que prometan cambios radicales en sintonía con la defensa de la soberanía de nuestras naciones. 

Trujillo advirtió que todos estos abusos son consecuencia de la corrupción por una fiscalía que está al servicio de intereses extranjeros y no de los nacionales. 

Como en México, Colombia atraviesa una seria crisis de impunidad, corrupción, injusticia, como también Trujillo recordó el caso de Olga Castillo (con quien también conversamos). Trujillo reconoció la labor de Olga como miembro de la resistencia, representando la voz de la injusticia de al menos 54 niñas abusadas por militares norteamericanos. 

La resistencia se queja tremendamente de la ley que da el gobierno Colombiano a Norteamericanos para que participen en trabajos por la seguridad nacional, que más bien, han repercutido y desembocado en más abusos contra el pueblo de Colombia, y nadie sigue pudiendo hacer nada. 

Trujillo finalizó con su llamado al gobierno Colombiano, alzando la voz, exclamando: “lo único que queremos es justicia, verdad, reparación y no repetición, y que en Colombia gobierne la paz total”.


Erick Xavier Huerta

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