Romper las cadenas.

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Romper las cadenas.

Invariablemente los tiempos actuales son oscuros. La política mexicana parece no avanzar. Vivimos tiempos de polarización, mucho en parte porque viene la integración económica de América del Norte, ya pre-anunciada con el mundial de Futbol soccer que tendrá eventos en México, EUA, y Canadá. El asunto es un hecho. Incluso, el peso mexicano por eso ha adquirido estabilidad, por la integración económica de América del Norte, pues nuestro principal socio comercial sigue siendo Estados Unidos de Norteamérica.

Por eso, el bipartidismo, demócratas contra republicanos es la nueva mística que se experimenta en México. Incluso el presidente López Obrador por eso juega tan abiertamente con Estados Unidos de Norteamérica replicando y debatiendo contra republicanos, empujando el voto latino para los demócratas (porque son de la línea de acá, del pueblo demócrata que se presume en morena). 

Lo lamentable, es que como en Estados Unidos de Norteamérica, en México, la clase política sigue embarrada de corrupción y mezquindad. El ejercicio político parece no modernizarse ni avanzar. En México lo que ocurrió, al tanto de la polarización, es que los que estaban en el bando del PRIANRD, prefirieron pasarse a las filas de morena para obtener inmunidad política, pues están del lado correcto, del “lado del pueblo”.

Ex priístas, ex panistas, ex perredistas corren a cobijarse bajo el manto puro de morena, y que todos sus pecados sean perdonados. Vengan todos a nuestro reino. En esa crucial crisis y vergonzosa realidad se desarrolla la política nacional, dejando a la sociedad pocas elecciones. Indudablemente hay cuadros dignos, pocos, en todos los partidos políticos. Pero la sociedad se tiene que rebelar ante la infamia de que sólo burócratas y políticos de siempre sean las opciones para representar a nuestra sociedad. Es una infamia eso y nos tenemos que rebelar.

Para rebelarnos, tenemos que alzar la voz y protestar. Y decir la verdad. 

En morena dicen que son el pueblo bueno y sabio y demócrata y republicano, pero en los hechos discriminan a quien atenta contra los intereses del grupúsculo. Dijeron, en los propios estatutos, que sería un partido diferente, que no sería lo mismo que el PRI, porque aquí se respetaría la disidencia, la crítica, e incluso el ejercicio del periodismo que pugna por increpar al poder público y hacerle contrapeso. Eso no ha sucedido. Dijeron que el tráfico de influencias, el compadrazgo, el amiguismo se acabaría, pero no es cierto. Hemos documentado y protestado contra todas las infamias y las injusticias y la respuesta siempre es, de parte de burócratas y cúpula partidaria, oídos sordos, responden como Salinas de Gortari «ni los veo ni los oigo». Y somos el pueblo al que representan y el que apoyó la lucha por el cambio y la transformación.

Tantito respeto. 

En las supuestas encuestas de morena, solo encuestan amigos y compadres, y socios de la cúpula. Y el instituto de formación política solo ha quedado como un observador de cómo premia morena a los peñistas, calderonistas y  foxistas. Qué bonito. 

Morena tiene una secta de cadeneros de antro que dicen quién sí pasa y quién no; se dan derecho de admisión, y a los que siempre premian, son a los del PRIANRD. ¿Dónde está el pueblo bueno y sabio? ¿Por qué tienen que reciclar a los políticos de carrera que han vivido de miel y oro en los gobiernos que supuestamente combatíamos desde siempre?

También hemos dicho, que no vaya a pasar que sigue la misma mística de AMLO, que nos enseñó que hay que protestar y luchar cuando atentan contra nuestros derechos. Porque en un momento no lo dejaron participar en el PRI, se rebeló y fundó el PRD. No lo dejaron participar bien en el PRD, se fue y fundó morena. Ahora hasta desconoce a morena, dice que hay muy poca dirigencia para mucho pueblo y si ese partido se corrompiera, AMLO preferiría que desapareciera. 

AMLO ha dicho, en reiteradas ocasiones, ya como presidente de la república, que no se ha luchado por cargos, ni luchamos por cargos, luchamos por ideales, luchamos por principios.

Principios es no andar diciendo que se combate al PRIANRD, para que en los hechos se les acabe premiando. Sobran casos de esos que aplaudieron a más no poder a Peña Nieto, incluso a Anaya, incluso en Guanajuato a Diego Sinhué, pero que hoy, por obtener inmunidad política, y por estar del lado de quien paga más y tiene más poder, se cambian a morena. 

Solo es tonto quien piensa que el pueblo es tonto. La gente se da cuenta.

El pueblo no puede quedar viendo cómo solo los burócratas se creen los únicos ungidos por la legitimidad para participar en política. Es derecho de todos nosotros, no solo de la cúpula burocrática de morena y del gobierno. Por eso luchamos la independencia, la revolución y por eso luchamos y votamos en 2018.

Ya basta de infamias. 

Sí, tenemos que tomar partido. Ciertamente. En Guanajuato tenemos que tomar partido, de apoyar a la actual dictadura o de luchar por un cambio; pero tomar partido no significa entonces solapar lo que hacen en el partido que puede prometer lograr el cambio. Yo no he pugnado por darle total apertura a que cualquiera obtenga inmunidad política por el simple hecho de haberse arrepentido de haber vivido de la miel y el oro las últimas décadas con todos los que ostentaron el poder en el gobierno.

No podemos esperar resultados distintos haciendo lo mismo, y hacer lo mismo es hacer lo mismo con los mismos de siempre que brindaron los resultados que supuestamente hoy se buscan revertir. Es estúpido. El país es demasiado grande y hay un tremendo potencial y capital humano e intelectual para sacudir las estructuras de poder y lograr verdaderos cambios sustanciales. No más demagogia. 

Yo no apuesto a que el movimiento por el cambio sea encabezado por quien toda mi vida vivió de la miel y el oro con el PAN, y con el PRI. 

Yo apuesto por el cambio diferencial, generacional pero meritocrático, legítimo, que en los hechos encarne los valores que tanto anhelamos. No podemos estar bajo el yugo de los impostores que se han posicionado a la mala en el poder público, por la corrupción, la impunidad y la mezquindad.

La única manera de revertir esa cultura de la mezquindad que sigue funcionando a gente siniestra, que sabe que le funciona ser corrupta, pagando por puestos y candidaturas, poniendo a gente más tonta debajo de ellas por miedo a perder poder y manipulación. La única manera de sacar a esos siniestros que saben que les funciona ser zalameros e irse a rendir a políticos a cambio de puestos en el partido y en el gobierno. La única manera de dignificar la política y sus instituciones es apoyando, empujando a los capitales humanos dignos. No dejando que siga la lacra creciendo. El país está en juego. 

Pero necesitamos gente que dé la cara.

Lamentablemente, lo que he conocido en la política, ha sido desastroso. Fui a la escuela de gobierno a prepararme en administración pública y política pública, en México, en Estados Unidos, en Inglaterra he ido a prepararme en el tema. Nunca pensé que la realidad en mi país fuera peor de lo que alcanzas a ver por fuera.

En la política sigue entrando lo peor; hay fraudes por todos lados, y nadie respeta tu trayectoria, tu nivel intelectual, tu preparación, porque la desigualdad, la pobreza y la cultura del sufrimiento solo han potenciado la violencia, el rencor y en juego está la lucha por el poder. La lucha por el poder es factor de violencia. 

A pesar de todo, existe la sociedad y la sociedad necesita representación. 

La lacra ha obtenido oportunidad en expandirse como un cáncer en todo rubro, y nuestras instituciones y nuestros políticos se han convertido en reflejo de esa lacra, de ahí los índices de corrupción, impunidad, y falta de credibilidad y confianza que tiene el pueblo en las instituciones que supuestamente velan y los representan. 

El panorama en el horizonte es oscuro. Pero al menos lo que sí podemos a comenzar a hacer es informarnos, empoderarnos, y desde nuestra trinchera potenciar la democracia, fomentar foros, discusiones, debates, otorgar información para poder tomar decisiones. Porque una de las decisiones a tomar, fundamental, es qué hacer con Guanajuato y con el país en 2024.

En Guanajuato me queda claro que tenemos que terminar con la dictadura de los mismos que han estado ahí bebiendo miel y oro y usando a ciudadanos para que los mismos sigan arriba repartiéndose el poder y simulando democracia y división de poderes, rindiéndole pleitesía a Zamarripa, el verdadero gobernador.

LIBERTAD.

LIBERTAD.

LIBERTAD.

Erick Xavier Huerta S.