#FosfoFosfo «Dos alegres compadres».

Hijo de un mártir del PRI, el hijo de Colosio aceptó incursionar en la política, cómodamente, con su amigo Samuel García (que inteligentemente se montó en un apellido para conseguir los votos necesarios para poder acceder al Senado de la república). Evidentemente, en política, lo único que importan son los votos, por eso se dan tantas traiciones y hay tantos hipócritas.

Después, Colosio quiso ser gobernador, y atentó contra quien lo ayudó a entrar como quiso en la política, afectando los intereses de Samuel García, el líder moral de movimiento ciudadano en Nuevo León. Finalmente aceptó quedarse como alcalde en Monterrey. Pero, ahora, ¿Qué ofrece Colosio? Se convirtió en compadre del gobernador mientras ostenta la presidencia municipal de Monterrey, y ahora ostenta dejar como su relevo en el puesto, a su comadre, la esposa del gobernador. ¿Qué ejemplo da para la política mexicana? 

En otros municipios, como pasa aquí en el Bajío, en varios municipios de Guanajuato, el alcalde que lleva gobernando seis años, y sancionado por violencia de género, imposibilitado de poder participar, pues hace lo mismo, pugna porque lo releve en el puesto su esposa y así continue la misma familia en el poder, como asunto virreinal, como asunto feudal. Sin nada de democracia, y totalmente lejos de los principios revolucionarios que marcaron a este país. O que un hijo de algún narco político considere que debe merecer cobrar el mismo capital político para permanecer en el poder, porque el padre no pudo continuar porque lo interrumpió la muerte. 

Si esto hace un tipo de esos niveles de popularidad y reconocimiento, lo único que ostenta en su mensaje es que los demás le repliquen como he dicho, que lo sigan haciendo. Colosio sabe que su apellido trae tantos votos, y con eso chantajea a cualquiera para que le den lo que quiera, y a Jorge Álvarez Máynez le conviene que Colosio llame a votar por el partido naranja, así que pueden ofrecerle todos los reinos del Estado, como hizo el diablo a Cristo.

 El PRI ha tenido muchos errores, pero movimiento ciudadano con sus jóvenes que presumen hacer “nueva política” no parecen ser distintos a los dinosaurios. Y es que la gente ya está harta del compadrazgo, del tráfico de influencias, del nepotismo, de todas esas lacras de la política, pero Colosio, lo hace, lo ostenta, lo presume, usa arbitrariamente a las instituciones, al erario público, al poder gubernamental y al partido político, junto con sus compadres para beneficiar facciosamente  y mezquinamente a su camarilla, y ahora presume que servirá desde el Senado de la República, y no ha terminado su mandato, que no ha pugnado en nada, más que en emular prácticas de gobierno que ya hemos visto en las administraciones de panistas y priistas. Pero dice merecer ya el Senado de la República, y cuidado con quien se oponga. 

Una pena.

Erick Xavier Huerta