El día de la Mujer (8M, le dicen ahora)

El día de la Mujer (8M, le dicen ahora)






G. Saúl García Cornejo

No hay duda, hoy, mis estimados y pacientes lectores de cualquier género y filiación política, que la mujer se empodera, se apersona, se hace presente, exige respeto, incluso, se manifiesta ante todos. Podrá decirse que así se sintetiza, lo que se ha denominado “El día Internacional de la Mujer”, porque en los EUA, a inicio del Siglo pasado, hubo una manifestación en apoyo a la huelga de mujeres trabajadoras, por obvias vejaciones laborales y, por supuesto, a sus derechos. Y que se acrecentó por un incendio en una fábrica textil, en Nueva York, en que se dijo, fallecieron más de cien mujeres trabajadoras.. 

Fue hasta el 8 de marzo de 1910, en que se fijó, como un día simbólico, para la exigencia de reivindicación femenina. Cierto, que se politizó y trascendió a otras situaciones, como el respeto o el reconocimiento del derecho femenino al sufragio electoral, amén pues, de otros derechos igual o de más importancia. En la época contemporánea, se trata de una verdadera lucha por la igualdad en todos sentidos, la no discriminación, la no violencia de género, la autodeterminación sexual, su propio desarrollo personal y colectivo, etcétera. Y hay que señalar con justicia, que, el movimiento feminista, asentó sus reales como parte de tales manifestaciones.

Así, en los últimos años, en México, se espera una marcha a nivel nacional en el 8 de marzo, de cada anualidad, que, por decir lo menos, ha puesto incomodo al rancio inquilino de Palacio. Las razones pueden ser no confesables, pero el efecto es el mismo: Repudio y hay quienes afirman, que es, un odio machista. Será el sereno, pero desde cualquier ámbito y más, dada la investidura del sujeto -sin entrar al fondo, si en verdad tiene o no, tal dignidad protocolaria- se ve mal su desdén. Aunque, crea que “no pasa nada” y es cosa de sus “adversarios neoliberales”. No logra quedar bien parado.

Así tenemos que, no es lo mismo la acción, que el mero discurso. Una situación que es difícil tener claro, y lo digo, porque no falta en esas marchas, algunos que quieren crear desmanes para desacreditar esas manifestaciones, o las aprovechen para hacerse notar, aunque no tengan en realidad nada que ver en esos eventos. Pero, está el problema del vandalismo destructor -del que se vale YSQ, para denotar a las mujeres unidas, incluso, que afirman no serán “carne de cañón político”, en una clara alusión a las intentonas de llevar su movimiento a las lides electoreras, y me atrevo a decir, que especialmente, de la 4T, como me han asegurado algunas féminas-. 

En el contexto de las reclamaciones femeninas, piden que no se tome como una “celebración”. Es muy simple entender por qué no es una fecha de fiesta: Ha significado y lo es todavía: Un camino largo, sinuoso y lleno de abrojos -por decirlo suave-. Y todavía, sufrir la intolerancia casera y la oficial de un machista per se, como según ellas acusan al actual representante -que no dueño- del Poder Ejecutivo.

Resulta preocupante para las activistas y todas las féminas -salvo, parece, la candidata oficial y la señora del agrio inquilino de Palacio- que vaya a “continuar” esa política de desdén a los problemas femeninos, desde el contexto amplio o particular: La violencia de género en su contra, que parece ser el tema más sentido y sensible para las mujeres, que por supuesto, no es para menos.

Por cierto, circunstancial resulta y habrá quien espere, definitorio, que una mujer vaya a sentarse en la Silla Mayor, y que sean mujeres las encargadas de administrar la Justicia Federal, ya en el tradicional ámbito judicial, como en el “novedoso” espacio electoral: Piña, Taddei y Soto, respectivamente. Es una cara oportunidad para demostrar en los hechos, que sí se puede.

En suma, el día de la mujer, no se trata de un evento aislado, coyuntural -en su proporción cotidiana- ni menos de mera mercadotecnia, ni dar “tarjetitas cursis”, tampoco -como quisieran de manera contradictoria en el actual régimen- de un injustificado desdén. Lo más obvio, se debe apoyar todos los días a la Mujer. Aún, para aquéllos que carezcan de progenitora, hermanas, esposa, compañeras o amigas. “Abrazos, no palazos”, para las mujeres, hubiera acuñado el susodicho.


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