LA APRENSIÓN COMO RÉDITO POLÍTICO

LA APRENSIÓN COMO RÉDITO POLÍTICO

G. Saúl García Cornejo



En otras ocasiones he propuesto la reflexión relativa al efecto del miedo, en la política partidista. No es un tema menor, ni tampoco inusitado, peor aún, se hace cotidiano y no sólo en el ámbito de la política partidista y/o electoral.

¿Qué tememos de común los ciudadanos? En lo inmediato, la supervivencia propia y de nuestros familiares y allegados. Lo que es obvio trae situaciones colaterales o hasta aleatorias, como la inseguridad física y patrimonial, la inhibición a expresarse, a colaborar o participar, en fin, a moverse en el medio social y otros.

¿Puede ser el miedo, resultado de mezclar emociones? Sí y lo más inmediato de la reacción, es la impotencia. Lo que inmoviliza en varios sentidos al sujeto o la suma de estos, cuando se trata de un miedo colectivo.

También puede producir egoísmo, indiferencia, y en una reacción, hoy tan cotidiana, como desatendida: La violencia irracional, o de menos, despiadada.  

Ustedes creen que a los candidatos que se pavonean con sus propuestas, les interesa el origen, la fuente de la violencia, incluso, no es tan descabellado decir, que hasta son responsables legalmente, de sus omisiones o tergiversaciones que no resuelven lo que hoy, es un edema: La inseguridad pública y privada. Pero que con toda desfachatez dicen y hasta aseguran que ya tienen la solución. En fin.

Sin embargo, no debe quedar en la simple crítica. ¿Qué se sugiere para atajar la violencia criminal, por ejemplo? 

1. En principio, se deben aplicar estrategias de prevención, deducidas de programas, estrategias, protocolos, tácticas, de la autoridad competente y en correlación con la sociedad, sin perjuicios de sectorizar.  

2. Seccionar lo comunal, lo familiar, lo escolar, lo laboral, y lo social desde su ámbito geopolítico, es decir, en lo urbano, rural, lo municipal, lo estatal y, lo nacional y este, igual seccionado según un mapa de incidencias delincuenciales, por regiones, dado que, aunque se trata de una problemática general, tiene su foco propio.

3. La intercomunicación familiar, escolar, laboral, y social (Sin perjuicio de grupos determinados, por ejemplo, habitantes de una colonia, trabajadores de una industria, estudiantes de alguna zona escolar, etcétera). Lo que obliga a una interacción vecinal y comunal. Conlleva colaborar con grupos de apoyo, que sepan el manejo de situaciones conflictivas, difíciles o negativas (Aquí, es donde se debe ver el apoyo institucional de las autoridades responsables de la Seguridad Pública), y se debe poner especial atención en grupos o sectores más vulnerables, atención y seguimiento a víctimas, y en su caso, a familiares en caso de atentados mortales. 

Es evidente la colaboración de diversos profesionales, como abogados, psicólogos, trabajadores sociales, médicos, enfermeras, profesores, policías, pedagogos, criminalistas y criminólogos, y otros que implique la protección civil, básicamente, sin que ello será restrictivo. Se deben organizar foros de intervención y colaboración, de información formativa y/o educativa, en que se consideren cuatro ejes: Empresarios y trabajadores, profesores y estudiantes, autoridades gubernativas competentes y las que inciden, sociedad civil organizada. Es posible sumar a los líderes religiosos afines al objetivo.

4. Fomento de actividades culturales, deportivas, recreativas saludables. Crear eventos relativos a la participación social, con inducción a la erradicación de costumbres o conductas proclives a “romper las reglas”.

5. Muy relevante, es generar confianza, credibilidad y legitimación de los actores políticos intervinientes, de los colaboradores sociales y de los ejes sugeridos, así como de las Instituciones y Autoridades competentes, tanto en lo formal, como en lo material.

Luego, regresando al tópico inicial, el miedo, ¿Hay alguna forma de atajarlo? Es verdad que el miedo o el terror –una máxima expresión del primero- alteran la mente, el conocimiento, las emociones, desde lo individual, lo familiar, lo gremial y lo colectivo. Hay quien dice que basta con “generar” felicidad. Lo que es además de obtuso, irreal. La felicidad no surge de “tronar los dedos” y menos, desde el púlpito mañanero del inquilino forzado y gratuito –para él y su séquito- del Palacio Nacional, cuya misión, es generar miedo como método de control político.

Así, el miedo, nos hace “pequeños” y llegamos a creer que no hay nada que hacer. Como si todo, estuviera “escrito” de manera irremediable. Pero, nada más recordemos los rompimientos del círculo establecido, que si estuviera en verdad determinado fatalmente, seríamos todavía, por decir, sencillos primates –tal vez, felices ante la incomprensión más allá, de lo visible- no habría intervención humana en la ciencia, el progreso, con todo y, el reconocimiento de nuestra naturaleza depredadora.

También, el miedo, puede ser un resorte positivo: Cuando nos rebelamos ante tal sentimiento y sus efectos, sirve simplemente, para la propia supervivencia. Así, la aprensión, ha sido, es y será, un medio de superación, de progreso, precisamente, por temer quedar en un ámbito negativo, que así, cambiaría a positivo.

En otra más, al parecer por fin, el insistente suspirante a la candidatura morenista para Celaya, obtuvo resolución favorable a sus intenciones del Tribunal Electoral Local, y ya será, ahora sí, oficialmente un contendiente contra el oficialismo azulalbo. Y con ello, algunos otros y otras aspirantes, quedan fuera por esta vez. La pregunta en los corrillos políticos: ¿Tanto hilo azul? Es decir, se sospecha –y parece que bien- de la mano “conversa” del reyezuelo de la Profeco, con sus nexos yunquistas, para que quedara Ramírez Sánchez, en la contienda. Al fin, a veces se gana, perdiendo, con todo y la marca, todavía con 10 u 11 puntos por abajo del candidato oficial. Y bueno, hay quien dice: Si no, como se simularía que hay democracia. ¿Será?

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