La Transformación de la violencia en más violencia. #4T
La Transformación de la violencia en más violencia. #4T
¿Cuál ha sido el logro de la cuarta transformación siendo la etapa de mayor violencia en la historia de México?
Andrés Manuel López Obrador prometió la paz, acabar con la guerra y la violencia generada por enfrentamientos entre carteles y contra la policía y el ejército, y mintió. Su sexenio se convirtió en el más sangriento de la historia por violencia y por homicidios dolosos. Donde gobiernan, dicen, van bien, y donde gobierna el PAN, está el mal, como en Guanajuato. Ciertamente, el Partido Acción Nacional no tiene muchos argumentos para debatir sobre el qué hacer en materia de seguridad pública, menos con sus resultados oprobiosos en Guanajuato, donde Fox sale a dar la cara.
Sin embargo, las cosas se pusieron peores con López Obrador que decía que sería mejor presidente que Calderón y que Peña Nieto. Dijo, de forma simple y banal, que acabaría con la corrupción, el hambre, la injusticia, la impunidad y el paraíso vendría a México bajo su presidencia. No ocurrió, ocurrió que hubo más corrupción y más violencia y más impunidad y las mafias del poder saltaron a morena para cobijarse bajo su manto, y ganar el poder público, al cabo cualquiera de las masas populares le da voto ciego a morena porque está de moda.
Mientras tanto, en el Senado, Adán, el amigo íntimo de López Obrador, se enoja y pierde los estribos frente a Enrique Vargas. La transformación. Ese es el nivel de representantes que tenemos.
Y también, al tiempo en que discutimos estos temas, Enrique Peña Nieto se siente resguardado y seguro, pues su gente, ha sido la más premiada en morena, la mejor recibida y a Peña no le pueden decir nada porque pactó entregarle la banda presidencial a López Obrador, entonces solo queda echarle toda la culpa a Felipe Calderón de que los compromisos asumidos y fallidos en la presidencia de López y ahora de Sheinbaum, siguen siendo de ese pasado panista, y Peña ayudó a la democracia. Bienvenido Eruviel Ávila a las filas de apoyo a Sheinbaum, porque en el partido verde también se premia pues para eso se buscó consolidar la sociedad.
Ahora, es inverosímil, escuchar a seguidores de López Obrador, de morena, buscar matizar los peores resultados en materia de seguridad pública, aludiendo primero a que no se quiso decir eso tan tajante en campaña como compromiso y que el presidente hizo lo que pudo aunque aseguraba siempre que lo había logrado, y tal locura la han buscado encubrir sus seguidores fanáticos siendo flexibles y tolerantes ahora, porque supuestamente comenzó una nueva historia, en la revolución de la conciencias que encabezan los mismos actores políticos del PRI y del PAN y del PRD ahora cobijados y premiados por morena.
El saldo de López Obrador fue el legado de la violencia. Ahora, Sheinbaum, prometió que las cosas mejorarían y ahora sí habría mucho de qué hablar sobre el progreso de cuarta que hay en México. Sheinbaum, con Harfuch, no han marcado en nada ningún avance en materia de seguridad pública. En ciudad de México han existido asesinatos realmente notables de figuras públicas y en el resto del país la crisis sigue. Al tiempo en que López Obrador entregaba la banda presidencial a su sucesora, Sheinbaum, en Sinaloa se vivía una crisis sin precedentes con la población en la calles clamando por justicia y paz, que no han dado ni resguardado ni el ejército ni la guardia nacional.
A la luz del derramamiento de sangre por las guerras de independencia de México, de la guerra de reforma y de la revolución, se dijo que la cuarta transformación era la revolución de conciencias, que quedó marcada por una etapa donde los mismos políticos de siempre, solamente cambiaron de color por sus intereses de grupo creados y las mismas mafias del poder se unieron a López Obrador y López Obrador se unió a sus mafias del poder, y ahora Sheinbaum, bajo esa estela pública de política nacional, comienza su era superando el saldo de violencia que dejó López Obrador, aumentando la cifra de homicidios dolosos, incrementando la mancha de sangre en el país producto de una violencia que no cesa y que sigue preocupando porque ese crimen violentador ha pervertido a la partidocracia y a las instituciones y al gobierno, porque han mentido, han secuestrado funciones públicas, han robado cargos públicos y candidaturas. Un bimestre ha bastado para saber que Sheinbaum no tenía estrategia y que Harfuch quería otro puesto y no el de seguridad pública, sino que son trámites para pensar en el puesto del mañana, a ver quién da más, una senaduría, una diputación, una secretaría, aunque los resultados sean más violencia, la gente aplaude y vota por morena. Tanto lo sabe el hijo de López Obrador, Andrés Beltrán, que llegó a morena como empresa familiar para ocupar el puesto en la dirigencia y ahora hacer campaña, promoviendo su imagen pública, aludiendo que podrá pensar en ser candidato a la jefatura de gobierno porque es hijo del tigre y él es pintito, y como merece la herencia política, faltaba más, solo la voluntad de alzar la mano y decir que «el legado sigue», como apellido Fernández, en una monarquía de los nuevos apellidos convenidos con la mafia del poder porque aunque merecen Tabasco por nacer ahí se consideran chilangos, porque la ciudad fue la plataforma de Andrés para promoverse como nueva figura nacional de la supuesta izquierda mexicana.
Erick Xavier Huerta S.
Comentarios
Publicar un comentario