México sin seguridad.
México sin seguridad.
Mientras Enrique Alfaro está en busca de su sueño de convertirse en director técnico de futbol en España, en Jalisco sigue la crisis, por los campos de exterminio que se han encontrado y han provocado terror entre los ciudadanos que pierden las esperanzas por encontrar a sus familiares desaparecidos. Y es que Jalisco ha sido epicentro del surgimiento del narcotráfico y del crimen organizado, cosa que ha venido a contaminar a todo el país. Por lo que respecta a movimiento ciudadano, el partido naranja que ahora apuntan se ha convertido en movimiento criminal, sigue marcando adeptos de perder confianza y credibilidad frente a la ciudadanía por los malos representantes que ha venido impulsando y por los malos resultados en su gestión pública que han venido ejemplificando al frente de la burocracia. Esta crisis, indudablemente, está generando que Dante Delgado vuelva a retomar las riendas de la dirección de su partido, pues Alfaro había venido a fracturar el partido y estaba en disputa la dirección por estos dos personajes en pugna por el control del organismo político. Ahora, Delgado, que llegó al Senado de la mano de Colosio, sale de nuevo adelante. Al tiempo, el propio Colosio se mantiene al margen y a tiempo de consideraciones de su socio y mentor político, Dante Delgado.
Por otro lado, Trump, a raíz de la masacre de los LeBarón, en su primer período de gobierno en Estados Unidos de Norteamérica, había venido impulsando lo que ahora ya declaró en este segundo período que tiene al frente del país de Norteamérica; poder declarar a los grupos narcotraficantes de México como grupos terroristas. México no quiere ninguna intervención, no quiere que nadie se meta, pero el Estado Mexicano ha parecido estar rebasado, porque ni augura elecciones libres ni seguras, pues asesinan y secuestran a presidentes municipales, a diputados, a regidores, a funcionarios. Al tiempo, hoy, el mandatario salvadoreño Nayib Bukele, ha puesto el dedo en la llaga de México. No hay seguridad pública y parece de nada servir el Estado Mexicano.
Mientras Bukele ha hecho crecer su imagen de forma internacional fomentando la nueva imagen del Salvador como un país seguro, atractivo para inversiones y para desarrollo turístico y económico en la región, México sigue perdiendo credibilidad y confianza frente a la comunidad internacional por la debilidad de sus instituciones. La Presidenta Sheinbaum, por su parte, imitando el acento de López Obrador y el ritmo y tono de voz en declaraciones, no busca polemizar ni responder nada, ni por la crisis de seguridad pública que sufre el país, ni por la desesperación de las madres buscadores encontrando respuestas que el Estado Mexicano no ha brindado, ni tampoco responder por las incongruencias del presidente del senado, de su grupo de poder político, que tiene incongruencias entre lo que dice, declara y hace, anteponiéndose como plebeyo, pero viviendo como burgués al amparo ahora del poder público y político que le da el grupo compacto de López Obrador que ahora le marca paso a la presidenta Sheinbaum.
Bukele, en lo cierto, ha apuntado que no es posible, que de 28 de los 32 estados de México, poseen una población igual o menor a la de su país, el Salvador, y eso debería ser suficiente razón para el control de la plaga de la violencia criminal. En ningún estado lo han podido hacer. ¿Por qué? Este es el gran cuestionamiento de Bukele. México tiene muchísimos más recursos que el Salvador, y el país está hundido en la ingobernabilidad y en la corrupción y en la falta de imagen pública internacional de augurar seguridad para inversiones y desarrollo.
Bukele invita a que vayan paso a paso, estado por estado en México para resolver la seguridad pública que falta. Bukele mismo ha hecho recordar el Leviatán de Hobbes, que apunta su esencialidad para garantizar la estabilidad social y prevenir el descenso social a nivel anarquista. Pues, al concentrar el poder en una sola entidad, el Estado puede hacer cumplir las leyes, resolver disputas y proteger a los ciudadanos de los daños, cosa que indudablemente en México no ha sucedido.
Erick Xavier Huerta S.
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