El problema de rescatar a morena.
El problema de rescatar a morena.
«Lo que acaba a los partidos políticos es el pragmatismo»
—Presidente Andrés Manuel López Obrador. 2019.
Ciertamente, el pragmatismo. La política desgraciadamente se ha convertido en un negocio para los partidos. Los dirigentes venden al mejor postor, y gente que no escatima en comprar por comprar puestos y candidaturas y cargos, saca los fajos de billetes para hacer su sueño realidad de convertirse en el nuevo prócer de la democracia.
Andrés Manuel López Obrador pudo estar ganando dinero como jefe de gobierno, y después, sus sucesores tenían que apoyar al movimiento por el cambio, con dinero, porque si no, no hay lucha. La gente tiene que trabajar, y por mucho que busques convertirte en revolucionario institucional, hay que buscar qué comer, y buscar el sustento de cada día. Andrés tuvo sus aliados para mantenerse en la política y vivir de la política en casi dos décadas al frente del movimiento que prometió esperanzas a los mexicanos.
Al tiempo, fundadores, militantes, simpatizantes han renunciado hoy al partido. Muchos de los que buscaron evitar que se corrompiera morena, han acabado por renunciar al partido, y se han ido a movimiento ciudadano, al PAN o de regreso al PRI. Pero han terminado por dejar de seguir creyendo en morena. Quienes creen más en morena, son hoy los que se apoderaron del partido a la luz de su líder Naasón Joaquín García, procesado por corrupto en Estados Unidos de Norteamérica.
Antes de morir, Porfirio Muñoz Ledo, que entregó la banda presidencial a López Obrador, fue actor clave en advertir el mal rumbo que había tomado el país por las decisiones de López, y en consecuencia el partido también había perdido el rumbo. Este miembro histórico de la izquierda mexicana condenó la dirigencia de Mario Delgado por corrupción. Pero hoy, Porfirio está muerto y Mario es secretario de educación pública.
López Obrador dijo, como presidente de la república, que no se utilizaría al gobierno, ni el presupuesto del gobierno para convertir al partido político en partido de Estado. Mintió. Lo que acaba a los partidos políticos, dijo también, es la falta de ideales, la falta de principios. Morena, en efecto carece de ideales y de principios, porque sus dirigentes no lo hacen valer. Triunfar a toda costa sin escrúpulos morales, ha sido una pugna que han solapado y permitido los actuales dirigentes y han trabajado solo por la ambición del poder por el poder.
Es muy lamentable que partidos que surgen defendiendo causas justas terminan muy mal, dijo entonces el Presidente López Obrador. No hay texto sin contexto. Prometer no empobrece. Muchas personas en morena, indignadas por la traición, por la mezquindad, por el gatopardismo en el que ha caído morena, han pugnado por tratar de reanimar una esperanza, re-articular el movimiento y lograr que la regeneración sea posible y no continúe en degeneración.
Sin embargo, la protesta se ha hecho patente desde el principio, desde tiempos de campaña donde López Obrador tenía que justificar sus asociaciones con ex priistas y con ex panistas y con miembros del régimen que tanto estigmatizó y dijo criticar. Al amparo de la esperanza por hacer posible la odisea de ganarle al PRI y al PAN la presidencia de la república, el pueblo aguantó y permitió que morena recibiera a quien sea, aunque habían impulsado muchas figuras de la sociedad civil, con mayor proyección y legitimidad ante el pueblo; al parecer eso solo se usó por López Obrador para ascender al poder a toda costa, legitimarse una vez en el poder y acabar por premiar, una vez en el poder, a todos los que dijeron y dijo que eran sus enemigos y adversarios. Porque habían posturas rígidas que hacían imposible entablar una amistad. Al tiempo, todos se dejaron maicear.
Rescatar a morena, como lo plantean algunos, parece una tarea que despierta poco interés frente al abuso de poder que están haciendo hoy diputados, senadores, funcionarios que desde su curul o cargo ostentan mandar los designios del partido y la repartición de cargos y candidaturas en cada coyuntura electoral. Ante ese escenario, la desesperación y el desgaste de quienes buscan hacer algo, pero su voz se pierde en el espacio, y no hace eco frente a un pueblo exhausto de corrupción y de la misma farsa en la que ha caído la política mexicana prometiendo utopías cada tres y cada seis años. Ante esos abusos, por eso, militantes y simpatizantes y fundadores hacen lo que han hecho panistas y priistas, cambiarse de partido cuando tienen una mejor oferta o una mejor posibilidad de participar en el debate público. Así se había separado Margarita Zavala del PAN cuando Anaya solo quería la candidatura para él. O así se separó Beltrones ahora del PRI cuando no está de acuerdo en que Alito se quede más tiempo en la dirigencia del partido.
Esa es la política mexicana.
¿Has comprendido?
¿Qué vas a hacer?
Hoy, morena es un conglomerado de la misma partidocracia de capitales políticos de siempre que han estado enquistados en el poder de los privilegios burocráticos, no celestiales.
Los propios analistas han dejado de ver a morena como un partido político, pues en los hechos, solamente constituyó la coalición de intereses, donde no importan las ideas, ni ideologías, ni proyecto, la única misiva es el poder por el poder, para que se lo queden los personajes en turno que hoy ostentan los privilegios desde el partido, desde donde controlan las imposiciones de candidaturas, puestos y definiciones, como la próxima elección de jueces y magistrados en el poder judicial. Solo ha servido como instrumento de ambiciones por cargos públicos.
No se les olvide que gracias a un panista, Miguel Ángel Yunes, este domingo el pueblo bueno y sabio usará sus acordeones para enterrar al corrupto Poder Judicial para “siempre”.
Erick Xavier Huerta S.
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