Más mentiras y el legado desastroso de López Obrador

Más mentiras y el legado desastroso de López Obrador








Erick Xavier Huerta

Opinión | UNOXUNO

 — Opinión y Libertad

El fin del sexenio de Andrés Manuel López Obrador no trajo consigo el cierre del ciclo de “las lacras de la política” como él mismo prometió. La realidad ha sido muy diferente a la narrativa oficial: en vez de erradicarlas, México parece más sumido que nunca en las mismas inercias de corrupción, influyentismo, opacidad y criminalidad que prometió desterrar.

El influyentismo permanece: el caso del hijo

Resulta insostenible el discurso del presidente saliente cuando incluso uno de sus propios hijos ocupa ya espacios de poder dentro de Morena, no por méritos propios sino por influyentismo. Esto contradice abiertamente la supuesta regeneración moral que López Obrador proclamó a los cuatro vientos.

La deuda y la herencia de la mentira fiscal

Durante años se mantuvo la narrativa de una administración austera y de finanzas sanas. Sin embargo, la transición confirmó lo contrario: la deuda pública superó los 17 billones de pesos, alcanzando máximos históricos y obligando a la ahora presidenta Claudia Sheinbaum a reconocer que la situación es insostenible y requiere abrir la discusión nacional sobre una reforma fiscal inminente. Más allá de las cifras, el desdén a la transparencia en el manejo financiero es parte del legado de las mentiras que seguirán pesando sobre el país.

Corrupción: promesas rotas y un “huachicol” invencible

Mal que pese a la retórica presidencial, la corrupción no se erradicó. Claudia Sheinbaum lo ha admitido públicamente: el huachicol y las redes criminales siguen operando con plena vigencia. La ilusión de que el Estado había recobrado el control quedó expuesta como otra mentira del obradorismo.

Tabasco y el rostro más crudo del legado: Adán Augusto y la sombra criminal

El estado natal de López Obrador se convirtió en ejemplo del retroceso. Las redes criminales encontraron acomodo y protección en la estructura de seguridad pública, en complicidad con altos funcionarios y la presencia activa del Cártel Jalisco Nueva Generación. No es casualidad que el famoso “rancho de la chingada”, actual refugio del exmandatario, esté hoy rodeado de escándalos que manchan la legitimidad de la administración pasada.

¿Y ahora qué?

El país demanda honestidad, rendición de cuentas y un verdadero cambio de rumbo. Las mentiras y la simulación política han dejado daños profundos en las instituciones y la sociedad. El reto de la siguiente administración es abandonar la narrativa y comenzar a asumir, sin maquillaje, la realidad que López Obrador deja: un país más endeudado, polarizado y con las mismas “lacras” que prometieron erradicar.


UNOXUNO — Opinión y Libertad
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