La Devaluación de la Clase Política Mexicana: La Gran Decepción de la Cuarta Transformación
La Devaluación de la Clase Política Mexicana: La Gran Decepción de la Cuarta Transformación
La Cuarta Transformación (4T) llegó al poder con la promesa de barrer la corrupción, el nepotismo, el influyentismo y las prácticas clientelares que durante décadas habían minado la credibilidad y eficacia de la clase política mexicana. Sin embargo, esa gran promesa, que movilizó a millones de simpatizantes, fundadores y militantes, se ha visto desdibujada por un escenario de contradicciones, malas prácticas y una doble moral que ha provocado una profunda decepción.
La promesa rota
La 4T planteaba un cambio radical: un nuevo modelo político basado en la austeridad, la honestidad y el combate frontal a las “lacras” históricas. Se generó una narrativa que estigmatizaba la ostentación y exaltaba la modestia, pretendiendo que esto sería el antídoto contra la corrupción y la desigualdad. Sin embargo, la realidad ha mostrado que muchas de esas reglas se quedaron en el discurso. El nepotismo, el amiguismo y el capitalismo de cuates, lejos de desaparecer, se consolidaron dentro del círculo más cercano del poder.
La doble moral que fractura la confianza
La insistencia en el discurso de austeridad chocó con prácticas opacas que involucran a funcionarios y familiares; la crítica severa a la riqueza personal contrastó con estilos de vida y provechos no siempre transparentes de algunos integrantes del movimiento. Esto no solo ha afectado la imagen pública de la 4T sino que ha sembrado dudas profundas entre quienes inicialmente creyeron en un cambio genuino.
Consecuencias para la clase política y la sociedad
Este fenómeno no solo descalabra la credibilidad de Morena, sino que devalúa a toda la clase política mexicana. La política electoral y gubernamental, que ya enfrentaba un serio desgaste, ahora se encuentra en una crisis de legitimidad que afecta a todos los actores. Quienes confiaron en la 4T experimentan una creciente frustración, al ver que las prácticas y vicios que prometían erradicar están presentes y, en ocasiones, más arraigados que nunca.
La urgente necesidad de coherencia y renovación
La decepción no es exclusiva de la opinión pública general; también se expresa entre fundadores y militantes que perciben un distanciamiento entre los principios fundacionales y la práctica cotidiana. Para recuperar credibilidad, es indispensable un ejercicio soberano de autocrítica y compromiso real con la transparencia, la rendición de cuentas y la ética pública. No solo basta con discursos o gestos simbólicos; se requiere un cambio estructural y contundente.
México sigue enfrentando desigualdad, corrupción y desconfianza institucional. La 4T, en tanto proyecto político histórico, debe trascender la retórica y demostrar que su transformación es real y efectiva. Solo así podrá evitar que la política mexicana siga perdiendo valor y que el desencanto se convierta en crisis profunda, que resquebraje no solo a un partido, sino a todo el sistema democrático.
El reto es claro: reconstruir la política desde sus bases, con congruencia entre lo que se dice y lo que se hace, respetando a quienes creyeron en la transformación y reactivando la esperanza de que la vida democrática pueda realmente cambiar para bien.
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