MENDOZA MÁRQUEZ NO PUEDE.






MENDOZA MÁRQUEZ  NO PUEDE.

Doble o nada.

José Luis Ramírez


Celaya es un remolino que con el paso del tiempo se sale de control. 

La elección de Javier Mendoza parecía que vendría a ser la puerta a la concordia, y al trabajo honesto para disipar las nubes de la violencia, la delincuencia y la corrupción, pero no ha sido así.

La empresa especializada en encuestas, Demoscopia digital, señala que el 62% de los celayenses desaprueban la gestión del ciudadano Mendoza Márquez. Según esta encuesta, realizada en diciembre a los 125 alcaldes más importantes del país, ocupa el lugar 86 de 125, obviamente avanza la desaprobación a pasos agigantados, porque de sus promesas de campaña a los hechos, hay bastante trecho.

En 90 días no ha avanzado un centímetro en temas medulares como la seguridad, y la eficiencia de los servicios públicos. En términos de servicios y obra pública, la administración pasada le dejó cubierto la planeación, y el gasto hasta el último día del mes de diciembre. Los cambios de directores que deberían ser para mejorar el gobierno y la administración, en 90 días no han dado muestras de eficiencia. Los índices de evaluación de desempeño de los directores, de los últimos tres meses no aparecen aun, pero la evaluación ciudadana es la mejor: hay quejas de los servicios municipales, alumbrado, transporte, transito. ¡Y bueno! qué no decir de la seguridad.

La mejor habilidad del nuevo presidente municipal es la política, pero ya no es lo mismo que hace treinta años. Se le reconoce el haber sumado dentro del ayuntamiento a los regidores de los otros partidos, sobre todo para sacar adelante su proyecto personal de gabinete, y el presupuesto de ingresos y egresos. No tuvo una objeción publica, salvo su plan de beneficiar a los síndicos y regidores con el aumento del 28%, pensando que tenía bajo control la respuesta de la población, pero se equivocó. El rechazo al aumento fue total, los celayenses se mostraron indignados, y ahora como nunca la respuesta puntual y sensible de la prensa fue una gran caja de resonancia.

Sus promesas de campaña no se caen solas, el las ha tumbado en medio de contradicciones, engaños y mentiras. Cito el caso del Plan de Gobierno Municipal, que prometió su realización en corto plazo y gratis, luego lo cobró y aun no lo presenta; el préstamo que ya no será préstamo para el patronato de la feria que no hizo la feria; el aumento de sueldos para el Ayuntamiento que prometió que no aumentarían, y aumentaron; el asesinato de policías que prometió cuidarlos y que ahora los manda a cuidarse solos; las lagrimas de compasión por el asesinato de policías, pero hay 15 viudas y niños huérfanos que aun no reciben su pensión, además de 40 jubilados sin atención, 25 despidos injustificados, y un adeudo de 50 millones de pesos a elementos de seguridad, y dicen que no existe.

Barbaridades también han salido de su boca. Para colocar a su elegido como director del Instituto de la juventud, decidió modificar el Reglamento, porque no cumple con la edad requerida. Habló que sería el año de las comunidades rurales, pero no aparece ninguna acción trascendente en el presupuesto de egresos. Alivia la pobreza regalando 1600 cobijas, al amparo de un senador de Acción Nacional.

La situación de violencia y delincuencia se dispersa, hoy las carreteras de entrada a Celaya son sitios de alto riesgo, pero él ciudadano Mendoza señalaba que Celaya estaba seguro, al punto de enviar armas, vehículos, y personal policiaco a su sobrina, la presidente municipal de Apaseo el Alto para apoyar el entorno de Celaya. Pero ahora, hace un llamado de auxilio al gobierno federal porque no puede cuidar esas áreas de pillaje.

La seguridad es un tema medular de la ciudad, y más allá de sus fantasiosas propuestas de campaña, se aborda con ligereza y sin una fundamentación técnica. Desde el punto de vista formal, la Ley Orgánica Municipal señala responsabilidades para el Ayuntamiento en lo general, y para los regidores y síndicos en lo particular. 

Para asignar el presupuesto de gasto en seguridad, debió de haberse analizado en principio los resultados de los últimos tres años, y evaluado el costo y el beneficio. Sabemos que los resultados son terribles, y lejos de hacer un trabajo de análisis en la Comisión de Seguridad, que es la instancia responsable de la política publica en ese rubro, la pasan por alto o se la brincan, y aprueban ese gasto en la Comisión de Hacienda, y luego en la sesión Plenaria del Ayuntamiento. 

El ciudadano Mendoza Márquez habla de democracia, pero se aprovecha de la inexperiencia de los regidores, y se aprueba un presupuesto sin mayor sustento que sus ocurrencias, o interés de otro tipo.  Esa falta de rigor técnico y voluntad explica porque no puede controlar la situación de inseguridad que vivimos. De hecho, resulta revelador, que precisamente la presidenta de la Comisión de Seguridad no vote a favor dicho gasto.

Masive Caller, encuesta la percepción de inseguridad en las 103 ciudades más importantes del país, y coloca a Celaya en el mes de noviembre en el lugar 39, y para el cierre del mes de diciembre pasó a ocupar el lugar 61, es decir perdió 22 posiciones en un mes. Hoy los celayenses se sienten más inseguros.

El asunto del presupuesto encierra en sí el destino de Celaya de los próximos tres años, son 2 mil 11 millones para este año, y aumentará en el curso del mismo. Esto también fue una revelación de la improvisación en el uso de los impuestos. Quien llega a la presidencia, necesariamente tiene una visión de gobierno y administración por tres años, no lo hace al día. Ejemplo, más allá de cómo se juzgue la compra y la funcionabilidad, en la administración pasada se propuso iluminar la ciudad en tres años, y lo hizo. Eso es un plan específico, el ciudadano Mendoza no tiene ninguno visible hasta ahora.

En las megaobras que se realizarán como el distribuidor Vial Celanese, y las relacionadas con el paso del tren, la participación municipal no es importante, y están lejos de su alcance. Por otro lado, no hay en el presupuesto una línea de acción relevante en relación con la obra pública, y el gasto aproximado es del 15% del monto total del presupuesto.

El ciudadano Mendoza Márquez no puede rescatar a Celaya, no puede porque no tiene el conocimiento, el talento, la formación técnica, ni la sensibilidad social para hacerlo. La desaprobación y la desconfianza ciudadana se la ha ganado a pulso. Y falta mucho camino por recorrer. ¡Qué lástima!

Revolcadero.

Desde la Presidencia trabajan todos los días en el proyecto independiente para el 2024, que los pondrá lejos del Pan y Morena. Ya tienen el camino andado, y ahora los recursos para concretarlo.




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